Capítulo 29: Lo que es y no fue.

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Punto de vista de Paige:

-¿Y que fue lo que le dijiste?-pregunto bebiendo del vaso que tenía en la mano.

-Que le había enviando un mensaje con Amanda-respondí.

-¿No pensaste que quizá él ya sabe que es mentira?

-Conozco bien a Harold Styles, y se que no es alguien que se pone a investigar, él da las cosas por hecho-contesté sentándome al borde de la cama para abrocharme las agujetas.

-pues entonces, ¡felicidades!-celebró.

-Todavía no es tiempo de celebrar-dije apuntandolo con el dedo índice.

En verdad, todavía no era el momento, esto apenas estaba comenzando, no les había dado ni una pizca de todo lo que tenía planeado, mi ira aún no se desataba por completo.

Para Harry Styles y Amanda McBride no habría ni un sólo día de paz, en ningún momento podrían sentirse felices, porque cada porción de alegría se convertiría en tristeza, dolor y decepción; No habrá ni un sólo lugar donde puedan sentirse a salvo, todo lo que les rodea se les vendrá a bajo. Eso o me dejo de llamar Paige Bradbury.

-Entonces, ¿Cuál es tu siguiente movimiento?-pregunta.

-Esperar-contesté.

-¿Sólo esperar?-interrogó con el ceño fruncido.

-Sí, sólo esperar. Afortunadamente es uno de mis grandes dones-añadí sonriendo.

¿Como decía esa famosa frase?

¡Oh, Si! Divide y vencerás.

Punto de vista de Amanda:

-Dividir-dije por enésima vez.

Estaba tan cansada, me dolía la cabeza y el coraje dentro de mi sólo conseguía hacerse más grande. Estúpido Harry, Paige idiota, idiotas todos.

-No entiendo-se quejó Michael.-Esto es demasiado difícil.

-¿Que tan difícil puede ser dividir 25 entre 5?-pregunté molesta.

-Tu eres lista, es fácil para ti. Nerd-se quejó arrojando el lápiz a la mesa para después cruzarse de brazos.

-Por lo menos yo si iré a la universidad-Respondí.-Tu terminarás vendiendo pollo frito.

-¿Venderán hamburguesas también?-pregunto emocionado. Niño idiota.

-No, no venderán hamburguesas-contesté fastidiada.

-Entonces será un asco de empleo.

Pase la siguiente hora tratando de que este niño cabeza dura entendiera algo, pero fue inútil porque simplemente no se concentraba, y cuando por fin logré que me pusiera la debida atención, su padre apareció con una nueva consola de videojuegos.

-Mandy, lamentó no poder llevarte-se disculpó la señora Harries.

-No se preocupe-contesté, aunque sabia que era tarde, que Tania no podría venir por mi y que el autobus se tardaría mucho en pasar, así que tendría que caminar hasta mi casa.

Salí de la casa mientras guardaba el dinero que acababan de darme, quizá no era mucho, pero cualquier libra que guarde me ayudará a regresar a Nueva York, aunque las cosas aquí estaban bien, extrañaba mi casa, el apartamento donde crecí y el cual me esperaba a mi regreso.

La calle estaba poco transitada, de vez en cuando pasaba algúno que otro carro y se iba tan rápido como llegó; el aire soplaba frío y las farolas de la calle empezaban a encenderse conforme el sol se ocultaba.

La Chica Mala  |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora