Capítulo 4: The Things I Saw.

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Punto de Vista de Paige:

Me había esforzado mucho para hacer esta cena especial, la pasta jamás había sido mi especialidad, pero en esta ocasión aparentemente quedó deliciosa.

—Hola—saludó con una hermosa sonrisa. —Había mucho tráfico y tenía que terminar algunas cosas del proyecto—excusó.

—Sabes que no tienes que darme explicaciones, confió plenamente en ti. —comente acercándome a él. — ¿Y qué tal es ella? ¿Es amable?

—Sí, es buena persona—respondió—Amable y divertida, creo que podrían llevarse bien.

— ¡Paige! ¡Harry! —Gritó entre balbuceos— ¡Tengo hambre! —Harry sonrió de una manera irresistible y camino hasta la cocina con mi hermano.

— ¿Qué hay de cenar? —preguntaron al mismo tiempo.

—Pasta—les anuncié. Ambos parecían contentos.

Pasamos el resto de la tarde viendo películas y hablando de cientos de cosas, era extraño poder hablar de esa manera con tu novio, poder decirle todo lo que te preocupaba, lo que te gustaba y disgustaba, solíamos reír como locos y planear lo que haríamos en el futuro. Ronan se quedó dormido antes de que la película terminara, Harry lo llevo a su habitación, regalándome una de las escenas más bonitas que jamás había visto, ambos se veían tan tiernos, sin duda alguna él será un gran padre. Cerró lentamente la puerta del cuarto de Ronan y después me devolvió el beso, me tomó de la cintura y se aferró a mí con mucha fuerza, deslice una de mis manos por su espalda al mismo tiempo en que me acorralaba contra la pared, aferró mis piernas a su cintura, podía sentirlo tan cerca. Me quitó la blusa y nos llevó a ambos a mi recámara, ahí Harry se deshizo de su camisa, todo estaba listo, o al menos eso parecía, ya que había un pequeño problema.

Y aquí estábamos, comprando preservativos en la farmacia, Ronan dormido en el asiento trasero, Harold en la farmacia y yo aburrida cambiando de estación y mirando por la ventana a las parejas que entraban y salían del restaurante "Eugene's" un exclusivo establecimiento al que no dejaban entrar adolescentes, no sé si era por las bebidas alcohólicas que vendían o porque realmente era un lugar muy sofisticado. En medio de la tenue luz de la calle pude distinguir un Mercedes Benz negro, una pintura brillante y rines de acero inoxidable, sólo conocía a una persona con ese auto, y mis sospechas se confirmaron cuando lo vi bajarse del carro, ese cabello castaño lacio, ojos azules e increíble porte y distinción sólo le pertenecía a alguien: Roger Styles, el padre de Harry. Pero más grande fue mi sorpresa cuando vi que no iba con su esposa, Anne, no, él estaba con una mujer más joven, rubia, buen cuerpo y... vestida como prostituta.

 —Vámonos—dijo por mi ventana. Me estremecí.

Entró en el auto y nos fuimos de ahí, lo que no se iba de mi mente era aquella imagen del padre de Harry yendo a Eugene's, ¿Debía decirle algo? ¿O simplemente guardar el secreto? Quizá yo estaba malinterpretando la situación y aquella misteriosa mujer era algún cliente.

— ¿Estas bien? Has estado muy callada

—Tengo algo de sueño, fue un día muy pesado.

—Quizá debamos dejar esto para después—sonrió triste.

— ¿De verdad? ¿No te molesta?

—No soy un maniático sexual, Paige. Se entender que simplemente hoy no estas de humor.

—Todavía puedes quedarte si quieres.

—Gracias, pero será mejor que vaya a casa y desayune con mis padres.

—Tienes razón, deben estar muy preocupados.

— ¿Preocupados?—preguntó. Negué.

—Espero que no te vayan a castigar por mi culpa.

La Chica Mala  |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora