Capitulo 2

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El primer día transcurrió de manera segura hasta el momento de ir de vuelta a casa, a su pequeño y acogedor hogar. Izuku salió del salón con ansias de llegar a sus acogedores apocentos, el día fue particularmente bueno, hizo dos amigos, Iida y Uraraka, ambos muy agradables.

Se dirigía a casa alegre con su viridan mirada posada en el cielo, tarareaba y daba pasos pequeños y calmos, con pequeños saltitos mientras disfrutaba de melodías variadas que se proyectaban en sus audífonos rojos, sonreía al cielo y en su mente, le contaba a su madre como le había ido en la escuela. Escena muy bien acompañada de un salmón atardecer, hasta que se escuchó una particular y gruesa voz gritar al joven de verdosa cabellera.

–¡Oi!¡Deku! – Gritó un joven de alta estatura y carmesí mirada, indicando corporalmente a Izuku que se acercase, una vez juntos, Izuku se vió siguiendo a Katsuki hasta un callejón apartado.

–¿Que necesitas Kacchan?– Cuestionó un poco nervioso con su brillante mirada esmeralda posada en los ojos de su amigo de la infancia.
–Oye Deku, ¿quien carajo te crees que eres para ignorarme?– observó furioso al pequeño que solo se confundió por lo mencionado, para después sin pensar soltar lo primero que se le vino a la mente.

–¿Que carajo? ¿No me ordenaste actuar como si no nos conociéramos pedazo de bully tsundere?– Preguntó con un tono bastante altanero, obviando lo dicho y rodando los ojos mientras alzaba los hombros. Cuando se dió cuenta de lo que hizo, se sorprendió y tapó sus labios con las manos, su nerviosismo casi tocaba el cielo, y un poco miedoso miró la reacción de su contrario.

El pelicenizo le vió desconcertado por un momento, para después volver a su habitual actitud abusiva, intentando no actuar consternado.

–¿ah? ¿Desde cuándo se supone que sabes contestar imbécil? – Impuso su alta figura frente al nervioso oji esmeralda. –Te dije que no dijeras que nos conocemos, no que me ignoraras imbécil.– aclaró furioso, el recuerdo de ser ignorado por el pequeño le dejaba una amarga sensación en la garganta sin razón alguna.

Izuku aún levemente nervioso suspiró en medio de aceptar el terco comportamiento del oji rubí, quería irse y seguir con su camino a casa tranquilamente.
–Bien, entiendo, me voy – Dijo resignado para darse la media vuelta, no pensaba seguir esa molesta conversación que solo le causaba punzadas en la parte occipital de la cabeza. Más su contrario le tomó por el hombro y le dió la vuelta para hablar.
– Tsk, y más te vale no volver a hablarme con ese ridículo apodo, ¿oíste Deku?– le miró amenazante esperando una reacción asustada de a quien siempre miró como un ratón asustadizo, más contrario a ello, Izuku le miró a los ojos con su radiante mirada viridian y una expresión sería pero calma.

–Entendido, Adiós Bakugou – un poco molesto Izuku retiró la mano del de bermellones orbes y se dió media vuelta para seguir su camino poniéndose sus audífonos, ignorante de la reacción o respuesta de su antes mejor amigo.

Bakugou se mantuvo quieto por unos minutos, viendo su mano con una expresión de extrañes y mirada desconcertada, ¿Que carajo pasó con Izuku desde la última vez que le vió? Es decir, todo había cambiado, lo único que permanecía era su amabilidad, su esmeralda mirada y su tierna sonrisa que nunca era para el.

Sintiéndose como la mierda por lo recién pensado y por lo también recién sucedido se golpeó a sí mismo y fue camino a casa. Una vez ahí simplemente entro a su cuarto, golpeó unas cuántas veces su saco de boxeo imaginando el rostro del chico, descrito por Bakugou como el estúpido inútil con complejo de buena persona.

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