Capítulo 9

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El alto hombre de cabellos y ojos de ámbar tono se encontraba ya dentro de la pequeña habitación del joven de ojos de jade brillante.
Hace unos minutos pudieron entrar con algunas dificultades, como las curiosas preguntas y abundantes miradas de sus compañeros y el sermón de su profesor de aula, más después de un par de minutos fueron dejados ir, probablemente debido a la condición en la que ambos de hallaban, totalmente empapados de aquella aparentemente amable lluvia.

–Hawks-san, tome, son toallas, puede tomar una ducha en el baño de la habitación, pero si prefiere también puede solo secarse con ellas– Ofreció amable mientras sus delgadas y suaves manos blancas le acercaban un par de toallas blancas. El joven de esmeralda mirada aún se mantenía empapado pero su prioridad fue de inmediato su inesperado invitado de grandes alas bermellón, el cuál las tomó con torpeza y posteriormente sonrió para contestar.
–No me molestaría tomar una ducha, pero creo que la necesitas más tú– Señaló el pecho de Izuku, cuya camisa escolar transparentaba debido a la humedad de la misma, además de la fría lluvia goteando sin cuidado de las puntas de sus rizos viridan – Y si mejor...¿Nos bañamos juntos?– Propusó sin pensar un poco, pero al transcurso de un par de segundos en total silencio la vergüenza emergió y tomo total control de sí, su mirada se desvío y sus mejillas se tiñieron de un rubor indeseado.

Izuku le miró por unos segundos procesando internamente lo dicho por su contrario, y si bien por una centésima de segundo sintió sus pómulos arder al imaginar la escena como algo más, de inmediato soltó dicha idea, pensando con todas sus fuerzas que aquella indebida imágen mental fué tonta y errónea, si que intentando ocultar lo que pensó sonrió, ocupando aquella fabulosa habilidad para ocultar lo que pensaba o sentía.
–Jeje, sería genial pero el baño es pequeño y prefiero que usted se duche cómodamente– Sonrió ampliamente, provocando que aquel frente a sí sintiera como sus mejillas ardían aún más, sintiéndose un tonto por más de una razón.
–B-bueno entonces solo me ducharé rápido para que puedas hacerlo tú después – Intentó recuperar su actitud habitual después de la primera mitad de la oración y con torpe rigidez se dirigió al baño, dirigido por el de mirada esmeralda, deteniéndose en la puerta para hablar.
–Y no me llames Hawks-san ni me hables de usted, no estoy tan viejo, soy capaz de coquetear contigo y no me sentiría culpable– Le giñó el ojo; después se metió al baño tan rápido como pudo y azotó la puerta, al cerrarla pensó avergonzado y con las mejillas de tono carmín en lo innecesario que fué el último comentario.

Se sentó detrás de la puerta y revolvió su rostro con la mano a la par que soltaba un suspiro, desde que vió a ese extraño chico de ojos esmeralda estaba haciendo estupidez tras estupidez, totalmente irrazonable.

Tras alrededor de 15 minutos salió del baño, se apresuró tanto como pudo para que el empapado chico de oliva cabellera pudiese utilizar el baño libremente, al salir totalmente tranquilo y renovado de la irracional actitud de hace unos minutos pudo avistar al pequeño de mirada de jade que tiritaba levemente de frío sentado en su cama, a la par que sus tobillos alzados al suelo se movían repetidamente mientras los miraba fijamente, tal como un niño impaciente esperando sentado, al escuchar los pasos del mayor volteó a su dirección de inmediato, sonrió y de un pequeño saltito salió de la cama en dirección al baño, al Hawks notar que el peliverde se le acercaba se paralizó levemente, y su actitud calmada se fué al carajo.

–Hawks-san, que bueno que ya salió jaja, me voy a bañar yo entonces, ¿Puede esperarme unos minutos?– Le miró sonriente con aquella alegre mirada de jade posada en la de su contrario.
–S-si está bien yo te espero...– Dijó con torpeza mientras en su interior pensaba "Carajo, de nuevo ese estúpido tartamudeo", más intentó mantenerse neutral – Y te dije que no me llames así, llámame solo Keigo, no me gustan las formalidades– Sonrió despreocupadamente, alegre de no haber dicho alguna idiotez.
–A-ah...si, pensé que era una broma, lo siento Keigo-kun jeje... bueno, voy a bañarme– Le sonrió y se acercó a la entrada al baño, para ante de entrar detenerse, justo como lo hizo su contrario hace unos minutos. –Y yo tampoco creo que seas viejo, también coquetearía con alguien de tu edad sin culpa jaja– Soltó como una broma para después entrar tranquilamente al cuarto de baño.

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