Capítulo 14

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Tras el transcurso de un día tan habitual y distinto a la vez, Izuku regresaba a los dormitorios con el humor por los cielos y esbozando una sonrisa en cada parte de su rostro, acompañado de su compañero de marina cabellera, charlando sobre el único tema en el que congeniaban a la perfección, la opinión sobre tarea.

Si bien parecía ser muy dedicado en cuánto a la escuela y lo era, Iida detestaba hacer tareas y si bien no lo admitía frente a otros, desde que conoció a Izuku que mantenía la misma actitud y pensamientos al respecto se abrió con él, por lo que ambos se la pasaban charlando sobre lo innecesaria a ineficiente que era la tarea; unas veces entre quejas y otras entre risas cómo esta. Siempre llegando a la conclusión de que la tarea era estúpida y no tenía sentido alguno; aún si al final entre quejas ambos hicieran sus deberes correctamente.

–¡Jajajajajaja! Es qué- Jajajaja– Izuku reía a carcajadas, sin intentar ocultar su diversión hasta que su estómago dolió lo suficiente como para no poder seguir caminando.
–Pfft...Ya, Midoriya-Kun no está bien hacer tanto ruido en vía pública y no fue un chiste tan bueno solo dije la verdad– Iida estaba ansioso y divertido a la vez, movía frenéticamente las manos intentando hacer que el joven de ojos esmeralda se calmase, lo logró al cabo de unos minutos pero aún no se levantaba del pavimento.

–Midoriya-kun, enserio tienes que levantarte de ahí– Le indicó mientras el mencionado ya se hallaba totalmente cómodo en el suelo.
–No, ahora soy uno con el pavimento– Puso la cara más seria que pudo mirando al cielo de tonos salmón.
–Pffft– Y cuándo Iida estuvo a punto de reírse Izuku siguió la acción. Siguieron riéndose a carcajadas por varios minutos más hasta que el alto joven de ojos añil se armó de valor para regañar a su compañero.

–En serio, ya párate estamos obstruyendo la vía pública– Suspiraba con pesadez debido al joven de cabellera oliva.
–¡Oblígame!– Soltó un gritito engreído como un niño estirando sus pies aún en el pavimento, más no contó con que Iida se agachó con el ceño fruncido, lo tomó en brazos y le levantó como una princesa.
–¡W-whoaaah!– Exclamó asombrado al sentir los gruesos brazos del peliazul sosteniéndole.
–¡N-no, Espera! ¡Mejor cárgame en tu espalda!– Sugirió emocionado, con el rostro iluminado en una enorme sonrisa.

Al ver la emoción del pequeño, Iida no tuvo cómo negarse y, diferente a lo planeado por el pecoso le subió a sus hombros.
–¡Wohoooo!– Alzó sus brazos totalmente contento y emocionado con la felicidad rebosando de su cuerpo.
–Jajaja, vámonos, pareces un niño Midoriya-Kun– Se rió un poco, conmovido por la ternura del chico sobre sus hombros.

Tras un par de minutos Iida llegó corriendo a los dormitorios, el camino no era largo pero corrió con el único fin de divertir a su contrario, y una vez que ambos se hallaron en la entrada de despidieron

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Tras un par de minutos Iida llegó corriendo a los dormitorios, el camino no era largo pero corrió con el único fin de divertir a su contrario, y una vez que ambos se hallaron en la entrada de despidieron.

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