Capítulo 31

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Izuku parpadeó repetidamente con su par de orbes esmeralda redondos y bien abiertos. El silencio soplaba travieso en la habitación dónde la incomodidad, nervios y pánico abundaban.

–¿... Shindo-senpai...?– Balbuceó el de cabellera viridian en impaciente espera de razones.
–...Oh, lo siento mi niño, me perdí en tu mirada– Coqueteó entre risillas nerviosas recuperando su compostura.

–¿Entonces me explicarás?– Soltó con los ojos llenos de ilusión.
–¡Claro! La semana músical es un evento que hacemos cada 6 meses, no solo nosotros si no también otros clubes músicales de los alrededores– Comenzó a narrar bastante emocionado.

–El evento en sí se basa en una semana continua de presentaciones músicales, algo así como una semana de conciertos– Explicó con un toque de duda.

–Durante esta semana vienen civiles, caza talentos y obviamente conocidos de quiénes pertenecemos al club. Pero ya que la entrada no es gratuita es una forma de recaudar fondos para el club– Indicó alzando el dedo índice feliz de completar su explicación.

–¡Wooohh!– Asentía repetidamente el joven de rizos de oliva con una mirada de admiración que hizo flaquear al pelinegro debido a la inminente ternura.

–¡Whaaah! ¡Que lindoo!– Gritó cierta chica con cabellera sandía.
–¡Jirou! ¡Midoriya no deja de enamorarme!– Dramáticamente alzaba la voz fingiendo llanto mientras se aferraba al mencionado en un abrazo.

–Midoriya, deja de enamorar a Mina, ¿No recuerdas que está tratando de enamorar a Hagakure?– Reprochó la joven de cabellera guinda siguiendo el juego de su amiga.

–¡Ch-chicaas!– Se quejó avergonzado envuelto en el abrazo de la ruidosa joven.
Al no ser soltado, optó por llamar la atención de los presentes que parecían estar estáticos, probablemente de celos.

–¡N-Natsuo-senpai! ¡Las chicas me están molestando!– Se acusaba con un tono infantil.
De inmediato el mencionado se apresuró a separarlos.

Al poco tiempo la mayor parte de los presentes en la sala comenzaron a reír a carcajadas en un agradable ambiente cálido que soplaba con el viento.

–¡Midoriya! ¿Y si cantas éstas canciónes en la semana músical?– Propusó Jirou emocionada.
–¿¡Eh!?, ¿¡Yo!? P-pero yo podría arruinarlo y...y e-esas canciones son complicadas y necesitan interpretación corporal para transmitirse adecuadamente.– Nervioso se excusaba entre sutiles explicaciones.

–¡Eso me da más razones! Adoraría verte cantando a gritos mientras le coquetas al público– Fingió fantasear alzando el rostro al cielo cerrando los ojos.

–¿Verdad que quieres hacerloo~?– Suplicante miraba atentamente al pequeño de mirada de jade que divertido con su actuación sonreía de lado.

Izuku soltó un suspiro, sabiendo que en realidad quería hacerlo.
–Pfft...Demonios quiero hacerlo– Se rindió en un divertido bufido revolviendo su cabellera marina.

–¡¡Yujuu!!– Gritó emocionada al poderle convencer. Para posteriormente correr a contarle al resto la idea que, como se esperaba fue recibida con los brazos abiertos.

Así, por horas entonaron distintas canciones, disfrutaban de la música, jugaban, descansaban, reían, y de nuevo el ciclo se repetía.

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