Capítulo 35

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–¿De qué...Demonios estás hablando...?– Interrogó confundido.
Dabi suspiró pesadamente.

–Así que no lo sabías...– Murmuró.
–No, pero ahora tú me dirás hasta el último detalle– Estipuló cambiando la posición anterior, posándose está vez él a punto de golpear al de mirada cual zafiro, demostrándole una actitud, tono y mirada amenazantes.

En un solo instante Dabi se dió cuenta de que ahora tendría que explicar lo que oyó y de qué obviamente, le dolería hacerlo.
–...Al carajo que lo haré pero déjame sentarme...– Suspiró pesadamente liberándose del agarre del peliceleste.

Sin querer del todo, Shigaraki le soltó y al pasar de unos minutos ambos se encontraban sentados enmedio de la barra del bar cubierto en silencio mientras cierta chica de cabellera rubia en un par de chongos les miraba con atención.

–En resúmen...Lo más importante es que Izuku tiene leucemia desde hace mucho y al parecer no siquiera él tiene idea de cómo sigue vivo, según escuché cualquier día puede simplemente no despertar.– Explicó mirando atentamente su vaso con licor para después inclinarlo a su garganta dolida, ingiriéndolo de un sólo trago.

–¿Es broma cierto?, Olvídate de cualquier estúpido resúmen, cuéntame cada detalle, desde por qué demonios dices eso hasta lo que hiciste después de enterarte o no creeré un carajo– Ordenó seriamente, dándose cuenta del acelero en sus latidos al oír que Izuku estaba enfermo y tratando de negarlo con todo su ser.

El de mirada zafiro se sobó el entrecejo a la par que se le escapaba un segundo suspiro, tratando de dejar ir el insistente dolor en su pecho.

Entre titubeos involuntarios y, sin mirarse a los ojos ni un sólo momento ambos hombres con pequeños vasos de alcohol en sus manos tomaban trago tras trago sin poder aligerar el ardor que se hacía más intenso entre más hablaban del pequeño e inocente chico de cabellera de trébol.

Tras horas enteras charlando, tomando, discutiendo o hasta peleando entre profundos tragos de licor Shigaraki de pronto interrumpió el casi llanto de su contrario con una seria afirmación en base a todo lo que ya se habían aclarado y encarado de la forma más dolorosa posible.

–D-de cualquier forma, tenemos que confirmarlo con él en cuestión...– Seriamente miraba el líquido en su vaso.
–Cierto... Deberíamos...– Miró de reojo al de orbes rubí antes de terminar.

–Si– Afirmó sin necesidad de oír lo siguiente sin parecer estar borracho debido a la tenacidad en su mirar.
–¿Cuándo entonces?– Preguntó volviendo a la sobriedad y mirando pendientemente.

–...No podemos hacerlo de inmediato...En siete días será– Afirmó levantándose de su flojo asiento.
–Estoy de acuerdo, avisaré a los demás...– Repitió el acto.

–Recuerda decirles que es para obtener información de All Might– Señaló antes de dejarle partir.
–Entendido –

Y así, con tal facilidad la sentimental plática inusual se dispersó con un nuevo plan y ambos hombres alcoholizados se dirigieron cómo si nada a iniciar los preparativos.


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