Capítulo 43

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Izuku yacía plácidamente envuelto entre las sábanas empapadas en su aroma, llenándole de comodidad y calma mientras descansaba entre los brazos de su amigo de orbes carmín.

O al menos así era hasta que un grito de enfado, un estruendo y un arrebato, mandaron a volar en un santiamén la paz en su pequeña habitación.

-¿Eh? ¿Q-que pasó?- Masculló levantándose con rapidez y torpeza de la cama, y al abrir levemente sus sellados ojos se encontró con una escena que aunque no era imposible, si era ridículamente inesperada y sorprendente.

Tras el estrendoroso grito ofensivo de Bakugo, el mismo tiró con fuerza la parte trasera de la camisa de su traidor amigo, arrojándole de la cama al armario.

En aquél momento el rubio cenizo no pensaba en absolutamente nada, su mente que segundos antes le llenaba de ansiedad por encontrar al pecoso, se nubló de furia en cuanto vió cómo su amor de la infancia descansaba calmadamente entre los brazos de otro hombre, quién era a su vez su mejor amigo.

Pudo quizás sentirse herido, traicionado, engañado, pero no había justificación para dichos sentimientos, pues Izuku no era de su propiedad o su pareja, y Kirishima no le debía explicación o lealtad alguna por la misma razón.

Por tanto, solamente pudo guíar sus acciones impulsivas bajo el efecto de los celos y el enfado inmediato.
Sin pensarlo se lanzó sobre el pelirrojo teñido, y una vez teniéndolo lejos de su querido pelo rizado, se abalanzó contra él, arremetiendole a puñetazos.

O eso hubiera hecho si no escuchase el desconcertado murmullo de su amor. Deteniéndose así, solamente asestó un golpe a la mejilla izquierda de su amigo antes de voltear en busca de aquellos ojitos esmeralda que adoraba.

De nuevo gritos de hicieron en el cuarto, ésta vez exclamaciones de diversas voces. Jirou, Ojiro, Mina, Eliot, Denki e Iida fueron de los más ruidosos al momento, cada uno en su propio asunto.

Desafortunadamente nadie pensó en el mal que le haría al pequeñín recién recuperado tanto alboroto al despertar.

Denki soltó una exclamación ofendida, poniendo su mano en su frente y fingiendo desmayarse al ver a Izuku y Kirishima abrazados en la cama.

Jirou en cambió entonó un susto al tener que atrapar al rubio quién se tiraba trágicamente al suelo.

Iida exclamó en un reclamo furioso los nombres del par que hace segundos descansaba en plácido sueño.

Mina por su lado gritó con emoción al sacar la cámara de su teléfono, viendo interrumpida su foto por el puñetazo asestado por el rubio cenizo.

Fué Eliot quién finalizó de una sola vez el revoltijo creado con las voces gritonas de los númerosos presentes.
"

SILENCIO" ordenó sin reparo con su gruesa voz de acento extranjero, haciendo a todo ruido desaparecer en un sólo instante.

De pronto, al haberse esfumado el estupor del momento, se oyeron quejidos adoloridos en voz del peliverde, quién se retorcía entre sus sábanas apretando con fuerza sus oídos, a punto de llorar.

De inmediato todos se dieron cuenta de su error y se acercaron al momento en busca de consolar al pequeño.

Kirishima, aún aturdido y con la mejilla adolorida, fuera de la cama de repente reaccionó al oír el pequeño sollozo.

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