Capítulo 47

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Se escucha el toquido de la puerta, el chico con pecas se estremece, y con lentitud, se levanta.

Camino al picaporte, se topa con el espejo, y apenas ve su reflejo piensa en no abrir la puerta. Con ojeras pronunciadas, los pómulos marcados y blanco cómo el papel más desvivido.

Sale un suspiro de sus resecos labios, se inclina al lavabo y enjuaga su boca. Los toquesitos aumentan su intensidad. Midoriya se da cuenta de quién está tocando.

Se apoya en silencio del picaporte, retira el seguro, y se encuentra una imponente figura masculina.
—Hey, doc– Murmura casi en broma, arrepintiéndose apenas observa la amarga expresión del mencionado.
Las cejas fruncidas hacia arriba, barba naciente de lo descuidada, cabello revuelto, labios cortados y fruncidos en una pura manifestación del desconsuelo.

–... Oh, cariño...–Parece desfalleciente el masculino susurro. El hombre vestido en bata blanca, con bolsas bajo los ojos, se arroja sobre el más pequeño, sin apoyar su peso, aferrándose a su débil cuerpecito y con tanta prudencia cómo puede para evitar sus sensibles alas.

Un sollozo, y otro después. El doctor de ojos canario lloraba desconsoladamente, aferrándose como podía a la pequeña persona que poseía sin saberlo, su alma, vida y corazón.

–¿Cómo te atreviste a dejarme?...¿Cómo te atreviste a salir herido?...¿Es qué no puedes pensar en mí?– Reprocha una y otra vez, mientras besa sin disimular cada peca del chico, llena de besos su rostro, su cabello, y cuando baja lentamente a su cuello, Izuku lo interrumpe.

–...Lo siento. No quise lastimarte... Perdón...– Y agacha la mirada, por lo que su contrario se halla en un dilema, quiere abrazarlo y protegerlo de todo mal y al mismo tiempo, ahora más que nunca anhela corromperlo, besar sus redondos labios hasta saciarse y enrojecerlos, tocar cara poro de su blanca piel. Pero sabiendo que no es el momento, desiste de sus bajos impulsos, y se concentra en acariciar las heridas del pecoso.

–¿Sabes? Ésta vez, ésta vez yo... Quería vivir...– Anunció, con un susurro de orgullo, acercándose al hombro de su doctor, quien sorprendido, abrió los ojos de par en par.

–¿Qué? ¿¡Enserio!?– Casi grita el adulto, con una genuina expresión de alegría, de orgullo.
–Shhht– Le calla el pequeño con ternura, el médico obedece. Acto seguido, el mayor se aferra a él ésta vez con mayor intensidad, y susurrándole su regocijo y orgullo, lo toma en brazos y lo lleva a su habitación, paso a paso, revoloteando las bata y alas blancas a través de los pasillos con su ser amado entre brazos.

Al llegar, Eliot se apoya sobre el hombro del más joven, y se aferra a su espalda, murmurando sinsentidos mientras, poco a poco, lágrimas afloran los ojos esmeralda del contrario. -Je suis tellement content, mon amour, je suis content...- Murmura mientras Izuku asiente una y otra vez, agradeciéndole también su apoyo durante aquél largo proceso.


Al día siguiente, muy temprano, toda la clase es convocada en las afueras de los dormitorios, e Izuku salida, casualmente a sus amigos, apenas recibiendo un par de abrazos que apenas disimulan la desesperación pasada.

Una vez terminados los saludos, y el curioso fruto de ver reunidos a los tres grandes, sus mentores y un héroe profesional reunidos frente a un grupo de héroes principiantes recientemente objeto de conflicto con los villanos.

–Ya basta, guarden silencio– Exclama Aizawa, no ocultando su mal humor. –Están aquí para un comunicado especial.–No se reservan las exclamaciones de asombro.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2023 ⏰

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