Nuestra Tregua Romántica

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BILOGÍA | NUESTROS CAMINOS
SEGUNDO LIBRO

Prólogo

ELSA

—Yo quiero más alcoho... ¡Ah! ¡Jack! ¡Bájame! —protesta Marinette cuando siente cómo sus pies se despegan del piso.

Jack la ha cargado, pasándola por su hombro. Ella está tan borracha que se queda dormida sobre el hombro de su novio en segundos.

Sonrío como un angelito y Jack me toma de la muñeca, sacándome para hablar a solas.

—No me toques. —me suelto— O dime al menos que te has lavado las manos.

—Esto ha sido humillante, Elsa. Incluso para ti.

—¿Por qué siempre tienes la necesidad de culparme por todo?

—Porque todo lo malo ocurre cuando tú estás presente.

—No tenías por qué venir a salvarme. Solo ha sido una escapada de chicas.

—Te equivocas —Jack suelta una risa de desprecio— No he venido a salvarte a ti. He venido por mi novia.

—Pues tu novia puede manejar su vida sola. No necesita que le pises la cola cada que camina.

—No volveré a cometer ese error como cuando lo hacía contigo. —sacude su cabeza, frustrado— Y no sé por qué sigo sintiendo esa necesidad de protegerte, a pesar de todo lo que ha pasado...

Trago saliva sin saber cómo responder a aquella confesión, y observo los ojos de Jack por unos segundos.

—Lo has hecho solo para humillarla, ¿cierto? —pregunta Jack, refiriéndose a Marinette.

Bajo la cabeza, avergonzada.

—Sí.

Jack m mira como si no me conociera y sujeta a su novia firmemente, aún cargándola sobre sus hombros.

—Te colas en un bar con una identificación falsa y emborrachas a una niña de dieciséis —dice Jack.

—Yo no quería llegar hasta este punto...

—Siempre es la misma excusa con el mismo resultado —dice— Tu nunca vas a cambiar.

—Jack. —lo detengo— Recuerda el plan.

—¿Cuál plan?

—El de enamorar a Marinette para pedirle los videos de la fiesta —susurro para que Marinette no la escuche— Por eso estás haciendo todo esto, ¿no? Porque te has aferrado al plan.

—Tal vez no exista ningún plan para mi —dice Jack— Tal vez he olvidado mi propósito de salir con Marinette.

Frunzo ligeramente el ceño.

—¿Por eso está haciendo todo esto? —señalo a mi alrededor— ¿Te has enamorado de la chica?

—Sí. —admite sin remordimiento— Y es algo que nunca había logrado sentir... ni siquiera estando contigo.

Aprieto los labios para tragarme el dolor de aquellas palabras.

—Felicidades. —aplaudo, sarcásticamente—
Estoy muy feliz de que hayas encontrado a alguien que no te manipule ni te lastime como yo lo hice alguna vez.

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora