Capítulo 40: Incesto

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NARRA LA AUTORA

Han pasado varias horas. Elsa ha estado platicando con todos los invitados, ya que Hunter había desaparecido hace horas con su hermanastra. Eso le está carcomiendo a Elsa.

Jack observa los movimientos de Elsa desde la barra de bebidas. Le hace gracia ver cómo no puede disimular su desesperación por encontrar a Hunter.

Por otro lado, Anna cruza miradas con Hiccup y eleva una lata de cerveza para burlarse de él, como si brindarás con él. Hiccup capta los indirecta y se pone tenso, soltando la mano de Punzie. Ella se muestra confundida, pero decide no preguntar nada.

Jack sorprende a Elsa cuando le llega por detrás y le rodea la cintura con un brazo. Ella lo empuja, molesta.

—Resulta que tu príncipe encantador no resultó ser tan encantador como pensabas. —dice Jack.

—Ahórrate tus buenos deseos.

—Seguro que Hunter si los apreciará.

—¿Lo has visto? —pregunta Elsa— Ha desaparecido con Gina desde hace horas.

—¿Y que podrían hacer tantas horas? —Jack forma una sonrisa perversa.

—No sé, ¿cosas de hermanos?

—¿Cómo las que tú y yo hacíamos? —pregunta Jack— Besos en el sillón... acostones en tu cama...

—Los cuales nunca disfruté.

—Sé que se fueron al interior del yate —comenta Jack— Podría acompañarte a buscarlo, si quieres.

—No necesito tu ayuda. Sé el camino.

—Entonces arréglatelas tú sola.

Elsa se aleja de Jack, arrugando la nariz y se voltea para hallar el camino al interior del yate con los ojos. La gente se mezcla, los meseros chocan entre ellos y hay diez mil rutas por el tamaño del yate.

Jack se mira las uñas, desinteresado.

—Jack...

—Ah, hola. ¿Tan rápido regresaste de tu búsqueda del tesoro?

—¿Me guías, por favor? —murmura Elsa entre dientes.

Jack se inclina hacia adelante y hace un ademán no haber escuchado a Elsa.

—¿Qué dices? No te escuché.

—¡Que necesito tu inútil ayuda!

—No será tan inutil en unos minutos.

Después de varios reclamos y explicaciones por hallar el lugar, los chicos logran dar con una habitación en el interior del yate. Elsa se adelanta a tocar la puerta, pero nadie abre.

—¿Qué hacen? Esa es la habitación de Hunter —dice Punzie, saliendo de otra habitación.

Se trata del sanitario.

—¿Ahora te gusta cagar con elegancia? —pregunta Jack, burlándose.

—Hice el uno. —susurra Punzie.

Elsa vuelve a tocar la puerta, más fuerte.

—¿Hay alguien ahí? ¿Hoooolaaaaa? —llama Elsa a la puerta.

—Tal vez no hay nadie o solo quieren privacidad... —aconseja Punzie.

—O solo se están haciendo los animales sordos y no quieren abrirnos —dice Elsa.

Jack decide dejar de darle vueltas al tema abriendo la puerta y dejando pasar a las chicas primero. Punzie arruga la nariz cuando ve ropa interior femenina debajo de la cama.

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora