Odio el puto esgrima.
Ni siquiera me va a servir en la vida. No es como si una persona se cruzara conmigo en medio de la calle y sacara una espada para clavármela en el pecho, ¿estamos de acuerdo?
Han metido una nueva clase en horario escolar, y es la de esgrima. Nunca he sido muy hábil para eso de las espadas. Por suerte, un chico muy tierno que nunca había visto, se ofreció a ayudarme a sostener mejor la espada y algunos consejos para ganarle a mi contrincante.
Su nombre era Aladdin, y desde hace rato que llegó a la clase, ha sido el primero en tener el valor para acercarse a hablarme.
—Tienes que inclinar un poco más tu cuerpo. —me dice el chico y posa sus manos en mi cintura. —Para que puedas mantener el equilibrio.
—¿Mantienes el equilibrio cuando te inclinas? —pregunto— ¿No es más probable que te estampes de boca contra el piso?
El chico ríe ante mi comentario y lleva sus manos a las mías, sosteniendo mejor la espada.
—Por algo se empieza —me dice— Intenta no aflojar el agarre.
—¿Lo estoy haciendo bien? —le pregunto, siguiendo lo que me dice.
—Sí, está perfecto —contesta, sonriendo— Hasta podría considerarte la princesa del esgrima.
—Tampoco es para tanto.
—¿Por qué no? Las princesas son hermosas, y a ti te quedaría corto ese término.
Me río un poco cuando se posa delante de mi y hace una torpe reverencia. Levanto un poco la mirada y mis ojos se cruzan con los de Jack. Me ha estado observando fijamente, y por la posición en la que está, diría que se ha puesto celoso.
Joder, a veces es demasiado infantil.
—Buenos días a todos —llega un señor al salón. Parece ser el profesor de esgrima— Vamos a empezar con el entrenamiento de hoy, y para eso, vamos a dividirnos en parejas.
—¡Yo quiero con Elsa! —pide Elena al otro lado del salón.
—Las parejas las voy a poner yo, Ávalor.
—Oh, seguro. —murmura Elena, avergonzada.
—Veamos —el profesor saca una lista— Las parejas serán del mismo sexo para que sea equitativo. Por favor, júntense Kristoff y Johnny, Merida y Elena, Astrid y Ariel, Felipe y Merlín, Jack y Aladdin, y Rapunzel con Elsa.
Mierda.
¿Tanto me odia la vida como para querer ponerme con mi ex mejor amiga?
A Jack le tocó con el pobre Aladdin.
Lo único que me consuela es que Aladdin tiene más práctica en el esgrima que Jack, y no sé por qué, pero parece que desde que comenzaron a pelear entre ellos con la espada, ha surgido una chispa de rivalidad.
¿Acaso...?
Ay, no. No quiero empezar a pensar que Jack está comportándose de esa manera con Aladdin solo porque le dieron celos vernos hace un rato, muy juntos.
Tomo de mi botella de agua mientras observo la pelea. Jack no deja de hacer movimientos expertos con su espada, intentando tumbar a Aladdin.
—No me termino de creer eso de que eres un profesional en el esgrima, chico. —le dice Jack.
—Tal vez no un profesional, pero sí un experto. —responde Aladdin. —¿Por qué? ¿Tienes miedo?
Jack empieza a reír, como si eso fuese algo absurdo.
—¿No has escuchado que la aventura de vivir, comienza con la osadía de soñar? —lo señala con su espada— Mi sueño es verte tumbado en el piso, como un perdedor rendido ante mi.
El pobre Aladdin traga saliva cuando Jack se posiciona. Empiezan a chocar sus espadas entre ellas, y yo inconscientemente muerdo mis uñas.
Los demás no tenían tiempo de presenciar el entrenamiento de ambos, porque hacían lo mismo con sus parejas en los tapetes del salón, pero como yo no tenía muchas ganas de enfrentarme contra Punzie, preferí sentarme a descansar.
ESTÁS LEYENDO
Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)
RomanceSEGUNDO LIBRO | NUESTROS CAMINOS La manipulación es la clave para que Jack conozca a una chica totalmente diferente a su ex novia, tan llena de buenos sentimientos y siempre contagiando su felicidad a los demás. Cualquier chica hubiese estado feliz...