Capítulo 33: Los Hamptons

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ELSA

Llegó el momento que menos quería que llegara.

Organizarnos para saber quien se irá con quien en los autos.

—¿Y si nos vamos en una de sus limusinas? —propone Anna y yo me echo a reír.

—Sí, como tú no manejas...

—Es mejor si nos vamos en los autos. —dice Hiccup.

—Es una mejor idea —concuerda mi padre— ¿Tu podrías prestar tu auto, Hipo?

—Claro, padre. Podemos ir cinco personas en el mío.

—Que los adultos se vayan en dos limusinas. En la de George y la mía. —propone la señora Frost.

—Que los más jóvenes se vayan en el auto de Hiccup. —señala el señor Frost— Punzie, Jack, Hiccup, Elsa y Anna.

—Y todos los adultos iremos en las limusinas.

—¿Están tomando en cuenta a Astrid y a Valentina? —pregunta Hiccup.

Mi madre le da un abrazo a Astrid, rodeándole los hombros por un lado.

—Claro que sí.

Astrid sonríe, agradecida.

—Esperen. Me quedé en que Anna se irá con nosotros. —interrumpe Jack.— Del resto no escuché.

—Obviamente era una broma. —intento reír pero mi madre me aniquila con los ojos. —¿Verdad?

—¡Súbanse a los autos! —nos dice mi padre, dejándome con la palabra en la boca.

Los choferes ayudan a los adultos a acomodarse. Lucy y Maria también nos acompañarán, ya que son nuestra mano derecha.

—Cariño, ayúdale a tu hermana a subir su maleta. —le dice mi madre a Hiccup antes de subirse al vehículo.

Mi hermano me mira con mala cara.

—No te molestes, viejo. —dice Jack— Tú ayuda a Punzie. Yo ayudaré a Elsa.

—No necesito la ayuda de nadie, mucho menos la tuya. —me defiendo.

—Cállate y metete al auto.

Jack sube mi maleta al auto con facilidad, a diferencia de Hiccup, quien levanta la maleta de Punzie y se pone rojo del esfuerzo.

—¿Estas segura de que esta es tuya?

—Sí, esa es mi maleta de maquillaje. —dice Punzie.

—¿Solamente de maquillaje? —pregunta Hiccup, alarmado.

—¡Apúrate a subir la de mi ropa, amor!

Mi hermano mira al cielo, cansado.

—Piedad, Jesus.

Me unto un poco de bloqueador en los brazos. Intento ponerme en la espalda también, pero mi mano no alcanza.

—¿Necesitas ayuda con eso? —se ofrece Jack, divertido por la manera en que me estoy retorciendo.

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora