Capítulo 34: Los establos

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ELSA

—¿Y por dónde empiezan a tomarles fotos, más o menos? —pregunta Astrid.

—¿Y tú eres...? —le pregunta una fotógrafa.

—Es Astrid Hofferson, nuestra manager. —la defiendo— Le exijo más respeto cuando se dirija a ella.

—Ah. Una disculpa.

Los establos ya están listos con los caballos que van a montar. —explica uno de los fotógrafos, alistando su equipo.

—¿Vamos a vestirnos de vaqueras o algo así? —pregunto, arrugando la nariz.

—Yo estoy dispuesta a todo lo que ustedes propongan. —presume Anna.

—Sí, sí, ya te vimos. Cállate.

—Estamos en los Hamptons —explica el hombre— Son caballos de clase alta, y el fondo será con vista a uno de los jardines más grandes qué hay aquí.

—¿Qué van a usar? —pregunta Astrid.

—Vestidos cortos blancos, de la última colección de Zara. —dice la de diseño de vestuario— Es lo que está de moda.

—Ahora resulta que la moda es montar un burro al aire libre. —bufé.

—No es como si te montáramos a ti, pero es algo parecido. —se burla Anna.

Punzie le da un sorbo a su bebida, interesada en mi pequeña pelea.

—No logro entender qué tiene que ver una sesión de fotos en caballos con el próximo Desfile de Modas. —sigo diciendo.

—Ustedes tienen experiencia en caminata. Solo necesitamos reforzar la postura de la espalda.

—¿Y un caballo nos va a ayudar a eso?

—Exactamente. —voltea a ver a mi amiga— También queremos conocer tu opinión, Punzie.

—¿Yo? —la toman desprevenida— Solo quiero terminar esto para irme de cacería. Ya saben, chicos sexys sin camisa caminando por la playa.

Anna suelta una carcajada. Los fotógrafos me miran, esperando una explicación de mi parte.

—Está bromeando —río nerviosa— Es su manera de decir que está lista.

—Claro.

No tardamos mucho cambiándonos y arreglándonos en los camerinos. Los vestidos blancos son ajustados de la cintura, y de la cadera para abajo son lisos, sin mangas que cubran los hombros. Nos dieron una sombrilla para acompañar los vestidos a cada una.

Nos enseñan donde están los establos. El equipo de fotografía le cuenta a Astrid los detalles de las fotos. Punzie va saltando de emoción por acariciar un caballo.

—¿Y si recibo una patada de alguno? —pregunta Anna, asustada.

—El encargado de mantener los caballos se encargará de que eso no pase.

—Y yo estaré ahí para capturar el momento. —agregué.

—¿Hay un encargado?

—Lo tienen enfrente. —dice una voz varonil de la nada.

En el instante en que miro al chico directo a los ojos, mi mundo se detiene. Es increíblemente atractivo. Su cabello es negro y sus ojos son verdes aceitunados. Tiene la mandíbula definida. Me saca como una media cabeza y su cuerpo se ve atlético.

Las chicas se han quedado igual que yo, pero pude disimular mejor que ellas. El chico me mira únicamente a mi.

—¿Eres una de las modelos? —solo se dirige a mi, con una sonrisa.

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora