NARRA LA AUTORA
—¿Llevas las mochilas con los trajes de baño, Lucy? —pregunta la señora Arendelle, terminando de recoger su bolsa.
—Empaqué todo lo que me pidió, señora.
—Saca mi traje de baño —ordena Elsa— Yo no pienso meterme al mar en una fiesta con clase.
El señor Arendelle le toma la barbilla a su hija y le clava un beso en la frente.
—Siempre dices una cosa y terminas haciendo otra, cariño. —le dice.
—No encuentro fallas en tu lógica. —ríe Hiccup— ¡Lleven las papas fritas!
—Aquí no hay papas fritas. Estamos en los Hamptons. —dice Elsa con un aire egocéntrico.
—Pero dejé una bolsa en la alacena. Revisa y verás.
Elsa obedece y abre la puerta de la alacena. Empieza a buscar entre el montón de comida enlatada y halla una bolsa vieja y sucia de papas fritas. La toma con sus dedos, disgustada.
—¿Lo ves?
—Hiccup, esta bolsa tiene como cinco años aquí. —Elsa arruga la nariz— Y yo no voy a ser la última en tocarla.
Elsa le avienta la bolsa a Lucy, quien consigue atraparla en el aire.
—¡Ya estamos listos! —dice Anna llegando al living, con una bolsa de playa.
Sus padres le siguen por detrás, pero ellos se enfocan en ayudar a los señores Arendelle y Frost a guardar cosas necesarias para la fiesta en el yate.
—Perdona, creo que no escuché bien. —dice Elsa— ¿Listos quiénes?
—Mis padres y yo —explica Anna— Oh, ¿no te dijeron?
—¿Decirme qué?
—Nuestros nombres también están en la invitación.
—Tienes que estarme jodiendo. —Elsa se levanta del desayunador y se acerca a su sirvienta— Lucy, dame la invitación.
—No hay invitación, señorita.
—¿Pero entonces como es que están invitados?
—Fue una manera de hablar —Anna rueda los ojos— Hunter nos ya invitado personalmente.
—Es verdad. Mi hija tiene talento para socializar. —dice la señora Snow, orgullosa.
—No me diga. —bufó Elsa— ¿Y desde cuando hablas con Hunter, si se puede saber?
—No hizo falta hacer mucho. Está allá afuera con Jack.
—¿Está con quién?
—Te dijeron que iban a jugar ping pong juntos. No te hagas la desentendida —dice Hiccup desde el sillón.
—¡Le dije a Jack que no cancelara ese estúpido juego! —exclama Elsa.
—Pues al parecer te ignoró. Hasta van empatados en el juego. —presume Anna y observa el rostro rojo de Elsa— Guao, ¿te has bronceado o estás enojada, linda?
—Estoy asqueada.
Elsa sale a paso rápido al jardín. Efectivamente, Hunter y Jack estaban en pleno partido de ping pong. Ambos ya estaban listos para irse a la fiesta en el yate, con unos lentes de sol oscuros. María se acerca de vez en cuando a rellenarle la bebida a Jack.
Elsa se cruza de brazos, y ninguno de los dos nota su presencia.
—Lamento interrumpir los Juegos Olímpicos que han armado por aquí —dice Elsa— Pero ya es hora de irnos a la fiesta.

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Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)
Lãng mạnSEGUNDO LIBRO | NUESTROS CAMINOS La manipulación es la clave para que Jack conozca a una chica totalmente diferente a su ex novia, tan llena de buenos sentimientos y siempre contagiando su felicidad a los demás. Cualquier chica hubiese estado feliz...