Capítulo 6: La chica nueva

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ELSA

No me interesa saber de gente que no estudia aquí, quiero las últimas novedades mientras estuve ausente. —les ordeno a mi grupo de amigas.

—¡No vas a creer quién se ha salido del Instituto! —exclama Jazmín. —Puedo darte una pist...

Siento el dolor de mi mejilla cuando Anna me aplica hielo, sin cuidado.

—¡Auch! ¡Deja de apretar tanto la herida! —chillo y Anna pone los ojos en blanco. —No soy un maldito iceberg.

—Si no quieres que tu herida pase de morada a azul, deja de moverte tanto y facilítame la tarea. —me dice para callarme.

La señora que servía comida en la cafetería, observa nuestra discusión como si fuese algo divertido. La directora le ha ordenado a Anna que cure mi mejilla, y sospecho que lo hace para provocarnos. Ella está consciente de lo mal que nos llevamos, y solo quiere que "arreglemos nuestras diferencias" de una manera "pacífica".

El problema es que entre Anna y yo, todo se resuelve de una manera agresiva. Es más, creo que ni siquiera se resuelve.

Hay otros métodos para arreglar las diferencias, y son mejores como para que una presione hielo sobre el moretón de la otra.

No me gusta la idea de que Anna escuche la conversación que tengo con mis amigas, pero tiene que terminar de curarme para que se largue.

—Veo a todos tus minions aquí, pero no veo a la Barbie cerca. —habla Anna, poniéndome un algodón en la mejilla roja,— ¿Por qué Punzie no está contigo?

—Límpiate la nariz y métela en tus asuntos, no en los míos.

—Oh, oh... creo que alguien sigue resentida porque su mejor amiga le dobló la cara frente a toda la escuela. —se burla y yo me contengo para no golpearla.

—No recuerdo haberte dado trabajo de reportera. —finjo pensar.

—Oye, solo digo que te queda bien el morado en esa mejilla, es todo.

—La verdad es que sí está bastante morada y... ¡Oye! ¿Acaso eso es sangre? —Elena intenta tocarme la herida con su dedo pero la fulmino con la mirada.

—Será mejor que te quedes con la duda. —Merida le palmea el hombro.

—¿Por qué no quieres solucionar las cosas con Punzie? —pregunta Astrid, después de haber tragado una bolsa de galletas.

—No es que no quiera, pero no creo que este sea el momento ideal —confieso.

—Está en su derecho a estar resentida, yo también me hubiese molestado si le hubiesen sido infiel a mi hermano.

—Número uno, tú no tienes hermanos, —hablo— Número dos, no recuerdo haber pedido tu opinión, y número tres... ¿Podrías dejar de verme el rostro como si tuviese un grano?

—¡Necesito verte el rostro para curarte! —me reclama y sigue dando toques pequeños con un algodón.

—Solo espero que se arreglen pronto, extraño cuando íbamos a Chanel de compras. —suspira Astrid con nostalgia.

—Sí, omitiremos la parte donde yo pagaba tus cosas y tú las disfrutabas. —le dije, sonriendo y ella se encoge en su lugar.

Merida le da una mordida a lo que parece una hamburguesa y luego me habla a la cara, con la boca llena.

—¡¿Sabías que Flynn Rider se ha salido de la escuela?! —gritó, eufórica.

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora