Capítulo 44: La discusión

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ELSA

¡Buenos días, familia! —saluda Jack alegremente, llegando a la cocina.

Me quita la tostada con mermelada de mi mano y le da una mordida. Lo fulmino con la mirada.

—Cómo me encanta que disfrutes de mis sobras. —le digo, sarcástica.

—A mi también, deberíamos hacerlo más seguido.

Miro a Punzie de reojo. Su mirada está perdida en la nada y su pierna no deja de moverse, como si tuviera un tic.

Le hago una seña a Astrid y a Valentina para saber si saben qué le pasa, pero ambas se encogen de hombros.

—¿Novedades? —pregunta Jack.

—¡Esa es mi frase! —le reclamó.

—Ahora es nuestra.

—Mañana regresaremos a Nueva York después de una semana entera aquí. —dice mi padre, sirviendo café.

—Me alegro. Estoy harta de toparme con tipos raros que duermen con caballos y se besan con sus hermanastras. —arrugo la nariz.

—¡Hoy es el baile de máscaras! —dice la señora Frost.

—¿El baile de qué? —pregunta Valentina.

—Es un evento donde se acostumbra a ir vestidos formales, llevando un antifaz que cubra nuestros ojos.

—¿O sea que no veremos nada?

Jack se golpea la frente con su mano.

—Obviamente van a ser antifaces que te permitan ver. —dice.

—Lucy, ya sabes que hacer. Vestido, maquillaje, perfumes... quiero todo antes de que llegue la tarde. —le recuerdo a Lucy y ella asiente a todo.

Maria se acerca a Punzie.

—¿Va a querer que la arregle yo también, señorita? —le pregunta su sirvienta.

Punzie sigue mirando a la nada, columpiando su pierna. María le regala una mirada a la señora Frost y ella se muestra preocupada.

Jack me pica la costilla a Punzie para que reaccione.

—¿Qué te pasa, Barbie Frost? Empiezo a extrañar tu voz fastidiosa. —le dice Jack.

—Yo... no sé si vaya al baile de máscaras. —murmura Punzie.

—Tu tía ha pagado las entradas. Tienes que venir. —insiste el señor Frost.

—¡Y a ti te encantan este tipo de eventos! —le digo— Hasta podría haber de esos salvavidas guapos que tanto te gustan... ¡europeos!

Punzie sigue sin tener alguna reacción. Solo se baja de la silla del desayunador y toma las llaves del auto.

—Oye, ¿a dónde vas?

—Yo... tengo que ir a hacer una... umm... voy a sacar a Dobby a pasear.

—¿De nuevo? El perro ha salido como cinco veces. Además, está viejo. —agrega Jack— Apenas puede mover una pata.

—Justamente por eso lo voy a sacar a pasear. Para que se estire.

—¿Pero si irás al baile de máscaras? —vuelvo a preguntar.

—Lo voy a pensar.

Nadie puede decir otra palabra, ya que Punzie sale de la mansión, azotando la puerta bruscamente.

—¿Alguien mas la ha notado rara? —pregunta mi padre.

—No sé si tenga que ver el hecho de que Justin Bieber se haya rapado, pero definitivamente le pasa algo.

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora