Capítulo 47: El secuestro

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ELSA

Los chicos se han escapado del evento antes de tiempo. Punzie le va diciendo al chofer por qué calles debe meterse para llegar a la ubicación que me había pasado el número desconocido.

Jack pulsa un botón dentro de la limo y sube la división entre el chofer y los chicos. No quiere que escuche la conversación que tendrán sobre aquella llamada.

Elsa acaba de recibir una de las noticias más devastadoras que jamás había escuchado. Su hermano había recaído el día del desfile. Había vuelto a emborracharse, desapareció por dos días y ahora está secuestrado por quién sabe quién.

Estaba llorando, con los labios temblorosos. Jack le daba caricias en la espalda para que se tranquilizara y Punzie no dejaba de disculparse por haberle ocultado algo así.

—Llevaba meses sobrio. El centro de rehabilitación hizo lo mejor y se había mantenido estable. —llora Elsa.

—Lo siento tanto, chicos. —dice Punzie— No solo se los oculte, sino que lo abandoné mientras pasaba por un mal momento y ahora lo han secuestrado por...

—No ha sido culpa de nadie. Deja de culparte por esto, Punzie. —dice Jack— Hiccup ya es un adulto. Sabe lo que está bien y está mal.

—Eso no quita el hecho de que le haya dado la espalda solo porque discutimos.

—Hiccup es una persona muy diferente cuando está bajo los efectos del alcohol —Elsa recupera la voz— Lo que sea que te haya dicho, no lo dijo tu novio.

Debemos llamar a la policía. —sugiere Punzie— Son los únicos que pueden resolver esto.

—No podemos involucrar a la policía —se rehúsa Jack— De hecho, no debemos involucrar a nadie más.

—El tiene razón. Si le decimos de esto a alguien, habrá más gente afectada y amenazada. —Elsa se muerde las uñas.

—Y lo último que queremos es que nuestra familia se vea arrastrada por culpa de nuestros errores.

—¿Quién te llamó, Punzie?

—No lo sé, no dijo su nombre. Pero su voz era masculina.

—Podría estar usando un distorsionador de voz.

—No lo creo. Sonaba como a la de un chico normal.

—Ese término dejó de tener sentido desde que llegamos al mundo.

—Aunque siento que esa voz ya la había escuchado antes... —dice Punzie— La manera en la que se dirigía a mi...

—¿Cómo sabemos que esto no se trata de una broma? —pregunta Elsa.

—Hay mucha gente afuera que quiere hacernos daño —dice Jack— Y tienen motivos para hacerlo.

—¿Cómo cuáles?

—Envidia. Venganza. No somos adolescentes comunes e inocentes. Hemos hecho cosas de las que nos hemos arrepentido y que sabemos que han estado mal.

La pierna de Elsa empieza a temblar inconscientemente. Jack apoya una mano en su muslo y la pierna deja de temblar.

—Ahora más que nunca es cuando debemos permanecer juntos. —dice Jack.

—¿Cómo? —pregunta Elsa— Si por donde sea que pisemos, dejamos una huella. Los problemas siempre nos están siguiendo.

—Eso no quiere decir que no podamos acabar con ellos.

Jack apoya sus antebrazos en sus mulos para empezar a dar órdenes.

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora