Capítulo 35: La cerveza

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ELSA

Punzie y yo hemos decidido pasar nuestra mañana en el jardín de la mansión. Tenemos vista a la enorme piscina y a los jardines de mansiones vecinas. Les hemos dado permiso a Maria y Lucy de meterse a la piscina un rato para que disfruten.

Punzie y yo chocamos nuestras copas y bebo de mi cóctel.

—No le digas a Hiccup, pero...

—Le voy a decir. —la interrumpo y me mira mal— Estoy jugando, ¿qué pasa?

—He conocido a varios chicos. Hubo uno que me llamó más la atención, y me han invitado a salir...

—¡Eso es geni...! Espera, ¿de quién estamos hablando?

—Un salvavidas que conocí en la costa. —se acerca y me susurra— Y es europeo.

—¿Qué? ¡No! Los salvavidas son como Kleenex. Se usan una vez y se desechan.

—¡Es europeo! —repite.

—Eso cambia las cosas, pero que se consiga otro empleo y vuelva a buscarte. —hago ruido con el popote.

—Aunque estuviese rodeada de salvavidas europeos, sigo prefiriendo quedarme con tu hermano —se acomoda— ¿Lo has visto en traje de baño, Elsa?

—Creo que lo he visto hasta en una tanga de mi madre, Punzie.

—¿Una... tanga?

—Larga historia, pero se resume en Verdad o Reto en familia.

—¡Yo quiero jugar con ustedes!

—La ultima vez que jugamos con tu familia, Jack te retó a comerte seis plátanos al mismo tiempo y te fuiste llorando de la casa.

—Estaba muy pequeña.

—Con trece años. —me río— La preadolescente que le tiene miedo al plátano. Súper madura.

—Cierra la boca, ridícula —hace un ademán de derramarme su bebida y empezamos a reír a carcajadas en el intento fallido.

Jack aparece en mi campo de visión, hablando por teléfono. Lleva unos lentes de sol y unas sandalias de marca.

—Sí, dos latinas me pasaron su número ayer—dice por la llamada— Podríamos hacer algunas cosas en mi habitación. Tres cabezas es mejor que una.

Me rasco la nuca, incómoda y me subo los lentes de sol a la cabeza para verlo a color.

Los ojos de Jack conectan con los míos y forma una sonrisa maligna.

—Sí, ya nos pondremos en contacto. —cuelga la llamada.

—Hunter es el tipo con más clase que conozco, ¿sabes? —río como estúpida, dirigiéndome a Punzie.

Jack agarra un racimo de uvas y se acerca con una expresión seria.

—Fuimos a dar un paseo en caballo después de la sesión de fotos. Habla seis diferentes idiomas y participa en obras de caridad para los necesitados.

Ni siquiera le doy tiempo a Punzie para que hable y evito la mirada de Jack en mi.

—¿Recuerdas el horrible collar que alguien me regaló por mi cumpleaños? —pregunto, haciendo referencia al collar que me dió Jack— Lo remplacé por éste de plata que me regaló Hunter. Tiene mi inicial.

Jack tensa la mandíbula, enojado.

—Creí que tu padre te había regalado ese collar —dice Punzie— ¿Y quién diablos es Hunter?

Señalé con los ojos a Jack discretamente y Punzie captó la indirecta.

—¡Ah! ¡Dios mío, Elsa! —finge emoción— ¡Eso es increíble!

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora