ELSA
Estoy hecha mierda.
Si te hiciera un resumen de éstas últimas tres semanas, solo anotaría la cantidad de comida que he vomitado, las horas de sueño que llevo cargando de sobra y la apariencia de mis ojeras. Me he convertido en el peor de los desastres.
Mi madre siempre me dijo que la felicidad nunca debía depender de ninguna persona, que siempre debía ponerme yo antes que a alguien más porque solo así demostraría el reflejo del amor propio.
Nunca imaginé que me limpiaría el culo con esas palabras.
Lucy me ha preparado todo tipo de comida, desde lo más saludable hasta la porquería más grasosa, pero nada se me ha antojado. Recuerdo el día que me levanté en la madrugada por una manzana, y terminé dormida en el inodoro después de vomitarla. Mis padres también han hecho de todo por animarme o sacarme de la cama, pero termino lanzándoles peluches cada que ponen un pie en mi habitación.
Mi hermano también ha estado pendiente de mi, aunque la mayor parte del tiempo se la pasa saliendo con Punzie o atacando el refrigerador con las sobras de mi comida.
Y hablando de Punzie, no he visto a mi mejor amiga estas semanas. No sé si ha sido casualidad que no haya venido para nada al penthouse, o simplemente me esté evitando. Ni siquiera me ha llamado y no me ha enviado ningún mensaje para saber si sigo viva. Que extraño.
¿Por qué tuve que despertar este día? ¿Por qué no puedo largarme para dormir en una nube, mientras estoy libre de problemas existenciales?
Es irónico, antes pensaba que el amor no era real, y ahora pienso que la vida no es real sin amor.
Vaya cachetada me ha devuelto la vida.
Pero viendo mi situación actual, supongo que he vuelto a la creencia del amor que solía tener antes de involucrarme en una relación con cierta persona que no tengo ganas de nombrar ahora porque de hacerlo, me hundiría en la cama y no volvería a respirar en un buen tiempo.
Mis planes para este día, serían estar abrazada a mi almohada y terminarme la caja de chocolates que me compró Lucy para mi depresión. O eso tenía en mente, hasta que la puerta de mi habitación se abrió de golpe y mi hermano entró con uña felicidad al mil.
—¡Feliz lunes, hermanita! ¡Despierta! —me sonríe y yo gruño con la cara enterrada en mi almohada.
—¡Lárgate! — le lanzo una almohada que logra esquivar.
—Además de depresiva, pésima puntería.
—¡Sabes que odio que entres sin tocar la puerta!— chillo, —Y no se qué haces aún aquí cuando no te he dado permiso de quedarte.
—Ésta solía ser mi habitación y te la heredaron a ti cuando creciste, —Hiccup acaricia las paredes, —prácticamente, tu eres la intrusa aquí.
—Pues lo he sido tres semanas y ya voy para la cuarta.
Abre las cortinas y yo pego un grito por toda la habitación que seguro hasta las palomas de la ventana, salieron volando.
—¡Cierra esa mierda!
—Es un buen día para ir a la escuela y mandar a la mierda a todos los que te pisoteen, ¿no crees? —se sienta en mi cama.
—Si eso te incluye, sí que lo es.
—Elsa, —me quita la almohada de la cara y me mira, —No puedes seguir en estas condiciones, tú no eras así. Solías ser una chica feliz, tal vez caprichosa e insoportable, pero soltabas un brillo que solo tú sabías conservar, ¿qué ha pasado con esa chica?
—Le han roto el corazón, — intento no sonar triste, — Sé que no es muy maduro de mi parte ponerme así solo por terminar mi relación, pero ahora me da igual lo que todos piensen de mi.
—Eres muchas cosas, pero no eres alguien débil. Siempre has sabido luchar por lo que quieres, sueles ser tan terca que llega a fastidiar pero al final la que sale beneficiada, eres tú, — sigue, — Nunca has dependido de nadie y tampoco necesitas hacerlo, porque por muy pocas letras que tenga tu nombre, cada una de ellas tiene un valor y es más pesada que una bola de idiotas que caerían rendidos a tus pies.
Sus palabras me intrigan y por primera vez, me siento en la cama para mirarlo.
—Habrán muchos chicos que se cruzarán en tu camino, cada uno va a llegar con un propósito en tu vida, pero el destino te los pone enfrente para dejarte una enseñanza. — me toma de la barbilla, — Así que no te hundas por una persona que no te aprovechó lo suficiente, mejor demuéstrale que eres invencible y será difícil superarte.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que te levantes de esa cama, te des una de las tantas duchas que te ha hecho falta, desayunes lo que más se te antoje pero que no has comido por temor a engordar, vayas a la escuela a dar la cara y seas la Elsa que te gusta ser, no la que a todos les gustaría que fueras.
No puedo evitar levantar la comisura de mis labios. Me quito la cobija de encima y me levanto por primera vez en semanas. Le revuelvo el cabello a mi hermano sin cuidado y él sale de mi habitación riendo.
—¡Lucy! — la dirigirnos llega corriendo que temo a que se resbale por el piso.
—¡Señorita Elsa! ¡Se ha levantado! — parece realmente feliz por mi.
—Ya lo sé, tengo ojos y tu inactividad no está ayudando mucho que digamos, — arqueo una ceja, — Prepara mi mejor ropa, la quiero lavada y planchada en diez minutos.
—Pero lavarla toma diez minutos...
—¡Y asesinarte llevará otros diez! ¡No hay tiempo! — aplaudo para que se apure y obedece sin renegar.
Tomo un baño que me relaja hasta la última célula de mi cuerpo y salgo con una toalla envuelta en la cabeza. Abro la puerta de mi habitación y me topo con mi padre, quien lo primero que hace, es darme un beso en la frente.
—Mi princesa, te levantaste de la cama, — suena orgulloso, — Hiccup me dijo que logró convencerte de ir a la escuela y tuve que venir a comprobarlo por mi cuenta.
—Tu me educaste para ser triunfadora, no quisiera deshonrar al apellido, ¿o si? — sonrío y me envuelve en un abrazo.
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Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)
RomanceSEGUNDO LIBRO | NUESTROS CAMINOS La manipulación es la clave para que Jack conozca a una chica totalmente diferente a su ex novia, tan llena de buenos sentimientos y siempre contagiando su felicidad a los demás. Cualquier chica hubiese estado feliz...