Capítulo 7: Doble cara

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Intento mentalizarme que me da igual lo que haga con su vida, pero no puedo. Salgo al pasillo y me recargo en una pared. Me deslizo hasta caer de culo al piso sin importarme nada. Las lágrimas amenazan con salirme, y estoy a punto de dejarlas caer, cuando siento una presencia a lado de mi.

Rapunzel.

Lo que me tomó desprevenida, es ver cómo se apoyó contra la pared y se deslizó hasta caer sentada sobre el piso, justo a un lado de mi. Ni siquiera me mira, mantiene sus ojos en los casilleros de enfrente.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto, con la voz entrecortada— ¿Vienes a emparejar mis mejillas para que se vean del mismo color morado?

—Es un mal momento para victimizarte, Elsa. —me dice y me molesta su tono.

—¿Victimizarme? ¿Esperas que me haga la chica fuerte después de que hayas dejado mi mejilla morada?

—Solo quería darte una leve cachetada por...

—Si te has acercado para explicarme lo que ya sé, te invito a que te largues y me dejes en paz —le suelto— Después de lo que ha pasado, no tengo ganas de verte a la cara.

Veo que no se mueve de su lugar y por primera vez en el día, me observa.

—Los has visto, ¿cierto?

—¿Eh?

—A Jack y a la chica nueva. Marinette, me parece que se llama...

—Jesucristo, juro que vuelvo a escuchar su nombre y me corto las orejas. —gruño y ella hace un ademán de reír, pero no lo hace.

—Por eso has vuelto a la escuela, ¿no? —me pregunta. —Porque no has superado a Jack.

—Independientemente de la relación que tenía con Jack, volví para retomar mis estudios y porque me preocupo por mi futuro. El mundo no gira alrededor de tu primo. —miento un poco.

—El mundo no, —aclara— pero el tuyo sí.

Siento mis mejillas arder ante la seguridad de sus palabras.

—¿Lo ves? No lo estás negando. —sigue hablando.

—Solo les doy explicaciones a mis amigas. —le digo. —Las verdaderas, no a las traidoras que me dan una puñalada por la espalda.

—Elsa...

—No pienso dirigirte la palabra hasta que te disculpes. —me levanto del piso para no estar a su lado.

—¿Por qué me disculparía? ¿Quieres que te haga un altar por haber engañado a la persona que más te amó en su momento? —inquiere, molesta y sé que se refiere a Jack.

—Por favor, esto es ridiculo —resoplé— Lo de Jack ni siquiera era amor, solo era capricho.

—¿Capricho...?

—Siempre tuvo ese impulso de obtener todo lo que quiere cuando se lo propone... Yo, querida Punzie, era una de aquellas cosas que usaba para encapricharse.

Rapunzel me mira, como si no tuviese idea de lo que estaba hablando.

—Si salvarte de una relación tóxica, estudiar día y noche para aprobar un examen y tener sexo contigo, apoyarte en tus sesiones de fotos, protegerte de cualquiera que intentaba hacerte daño, disfrazarse de cualquier estupidez para Halloween solo para verte sonreír,estar ahí cada maldito segundo a tu lado... si todo eso para ti no es amor, entonces tienes un concepto muy raro de ello.

Abro la boca para defenderme, pero Punzie ya estaba caminando por el pasillo para alejarse. Se detiene por un momento, se da la vuelta y me encara.

—Le gusta, ¿sabes?

—¿Qué? —pregunto, confundida.

—Jack a Marinette. Diría que ha sido como un pequeño click que sintió cuando la vió hace un rato. Pude notarlo en sus ojos.

Siento que el corazón se me encoge cuando la escucho.

—¿Cómo...? ¿Cómo lo sabes?

—No me ha dicho que le gusta como tal, pero es una intuición femenina. —me sonríe, falsamente— Me alegra mucho que haya encontrado a una chica honesta y pura, libre de drama, que no se aproveche de su amor para arrastrarlo hasta la más profunda mierda, como tú lo hiciste.

Y con eso, desaparece por el pasillo, dejándome con las ideas hechas mierda en mi cabeza.

* * *

Mis padres se han ido a una velada romántica y mi hermano y yo nos hemos quedado solos en casa.

Mi reality favorito suena de fondo en la televisión mientras pruebo los distintos tonos de esmaltes. Arrugo la nariz cada vez que escucho las risas de Hiccup y Punzie en el sillón de enfrente.

No tienen vergüenza.

Observo de reojo como Punzie juega con la nariz de Hiccup, y él solo se ríe mientras le susurra cosas al oído. Qué asco.

Tomo la cascara del plátano que acabo de tragarme y aparento tirarla al bote de basura que está detrás de ellos. Afortunadamente, al lanzarla cayó en el cabello rubio de Punzie.

Woaps.

—¿Otra vez lanzando comida? —Hiccup rueda los ojos.

—Tienes una pésima puntería, por lo que veo. —me reclama Punzie y se quita la basura del cabello.

—¡Ay! ¡Discúlpame! —finjo lástima— Debí confundirte con el resto de la basura.

—Ya basta de comentarios agresivos, Elsa.

—¿Qué? Te estoy haciendo un favor —sigo pintando mis uñas— ¿No has escuchado todas las maravillas del potasio al cabello?

—Sí, como si una miserable cáscara pudiese lograr que mi cabello crezca... ¡Waauuu! —finge una emoción amarga.

—Me he cansado de la guerrita que ha habido entre ustedes —mi hermano baja a su novia de sus piernas— Se supone que ya son adultas.

—¡Tengo diecisiete! —gritamos Punzie y yo al unísono.

Ella me mira de mala gana y yo le devuelvo la mirada, como si me hubiese ofendido.

—¡Copiona! —respondemos al unísono— ¡Basta! —respondemos de nuevo— ¡Deja de imitarme!

Parecemos unas estupidas robots hablando al mismo tiempo. Ambas nos sentamos en sillones separados y nos cruzamos de brazos, como si fuésemos niñas pequeñas. El pobre Hiccup nos mira, como si no supiese que hacer con nosotras.

—¿Alguna tiene una solución? —pregunta Hiccup, cansado.

—Yo tengo una —me ofrezco— Metemos a Punzie en el maletero del auto, dejamos pasar una semana y recogemos felizmente los restos de su cadáver.

—¡O tú podrías ser el cadáver! —señala ella— A ver si en el infierno, encuentras a alguien que te quiera con todo y tus mentiras.

—¡A ver si tú empiezas a quererte a ti misma!

—¡Cállate!

—¡Cállate tu!

—¡Tu primero!

—¡Tu después!

—¡Silencio! —grita Hiccup, alarmado— ¡Parece que el mismísimo diablo hubiese venido y les hubiese chupado el alma a ambas!

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora