Capítulo 11: Uno contra uno

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—Touché. —Jack le da un toque a Aladdin en el pecho con su espada.

—El que me hayas ganado una vez, no significa que me ganes las demás.

—¿Quien dijo algo de competir? —pregunta Jack, haciéndose el inocente— Aunque no me molestaría.

—Está hecho.

—Con una condición.

—Ya me esperaba eso...

Jack se acerca tentadoramente a él y le clava un dedo en el pecho, luciendo para nada amistoso.

—Vas a dejar de aprovecharte de "enseñarle" esgrima a la peliblanca adinerada de la esquina —me señala y me hago la distraída— y eso incluye quitarle las manos de la cintura. En resumen, no le vas a tocar ni una hebra de cabello.

Aladdin torció la boca, disgustado por aquella condición.

—¿Es tu novia? —pregunta.

—Sí. —asegura y me pongo roja al instante— Y te voy a exigir un poco de respeto a una pareja que solo quiere ser feliz.

—Oh, yo... ejem... no tenía idea...

—Cállate y déjame ganarte de nuevo. —Jack prepara su espada y se posiciona.

Una espada que cruza muy cerca de mis ojos, hace que deje de observarlos por un momento. Me encuentro con Punzie, quien está frente a mi en posición.

—¡En guardia! —exclama y me señala con su espada.

—Iba a decir que solo aparentas ser patética, pero en realidad también lo eres.

—Patética serás tú, al venir al entrenamiento de esgrima cuando en realidad no tienes idea de...

Me levanto de mi asiento de un brinco y con un movimiento ágil con la espada, le quito a Punzie la suya. Todo pasa tan rápido, que solo consigo ver cómo de su mano pasa a la mía. Ahora tengo dos espadas, y pienso presumírselas con una sonrisa de victoria.

—Perdona, ¿ibas a decir algo?

—¿Cuándo aprendiste esgrima? —me mira, sorprendida.

—Las mejores amigas no tienen por qué contarse absolutamente todo, así evitas que se aprovechen y te den una puñalada por la espalda.

—Mejor para mi, porque ya no lo somos y nunca volveremos a serlo. —me dice y puedo ver una mueca de dolor cruzar por su rostro.

¿Acaso le duele nuestra distancia? ¿O simplemente le dará igual recuperar nuestra amistad?

Porque no voy a mentir, puede que me esté comportando como una mierda con ella, pero la necesito más que a nadie en el mundo.

Le devuelvo su espada y nos enfrentamos para la segunda ronda. Empieza golpeando mi espada con la suya varias veces y yo siento que pierdo el equilibrio cada vez que intenta quitármela. Siento que todo pasa muy rápido. Punzie empieza a pasar por mi lado, me toma desprevenida y hace que gire por completo mi cuerpo.

Mi espada choca con otra y me aterra el darme cuenta que no es con la de Punzie.

Es con la de Jack.

No sé cómo terminamos así, pero nuestras espadas estaban cruzadas, formando una especie de cruz. Nuestros rostros estaban a escasos centímetros, que podía sentir su respiración contra mi rostro.

—Esto se va a poner interesante. —dice Jack, burlón.

Le doy un golpe con mi espada, pero reacciona rápido y me da la vuelta, dejándome pegada de espaldas contra su pecho. Me tiene rodeada y no puedo moverme debido a la espada que me impide el movimiento.

—¿No que muy experta? —pregunta.

—Solo estás haciendo el ridiculo y no te das cuenta —me despego de su cuerpo— ¿Amenazando al único chico que se ha ofrecido a ayudarme? ¿En serio?

—¿Le has visto la nariz? Parece una puta montaña.

—¡No me importa el color de sus mocos o la forma de su nariz! —le doy un codazo— Deja de andar amenazando a cualquiera que se me acerque.

—Y si no quiero, ¿que harás? —me reta.

—Atrévete a llevarme la contraria y descúbrelo por ti mismo.

Jack forma una sonrisa coqueta. Toma la punta de mi espada y la atrae hacia el, atrayéndome junto con ella. De nuevo, estoy pegada a su pecho, con la respiración entrecortada.

—¿Por qué le has mentido a Aladdin? —le pregunto.

—Pero nunca le dije que eras linda, ¿eso no cuenta como mentir?

—Hablo en serio, le has dicho que eres mi novio y que exiges respeto para nuestra supuesta relación.

—¿Qué hay con eso?

—¡Que es mentira!

—Bueno, mejor que piense que soy tu novio a que estás disponible para él solo porque quiere saciar sus ganas.

—¿Eh?

—Es obvio que te trae ganas. —voltea los ojos y parece molesto.

—¿Y eso en que te afecta?

—¡No me gusta la idea de que...! —no termina su oración y se corta a sí mismo— Solo te protejo porque eres la hermanita de mi mejor amigo, nada más.

—¿Crees que me voy a quedar soltera toda la vida solo porque a ti no se te hincha el testicular de dejarme en paz? —le reclamo— Estás mal.

—¿Y eso que significa?

—Que no creo que un acostón con Aladdin, afecte mucho. —le digo— Como aquellos acostones que tuve contigo.

—¿Acostones? —se me acerca, furioso— ¿A eso le llamas a lo que alguna vez tuvimos?

—Sí, la verdad duele, ¿cierto? —le pregunto y el niega con la cabeza.

—Tanto cielo por volar, y uno enamorándose de las jaulas. —escucho que susurra para sí mismo.

—¿Qué has dicho?

—Nada. —se corta.

—No, dijiste algo de enamorarse de... —empiezo a analizar— Espera... ¿sigues enamorado de mi?

Jack suelta una risa que no es para nada amistosa. Se cruza de brazos y me mira, serio.

—¿Cómo podría enamorarme de alguien que solo piensa en ella misma? —pregunta— El amor siempre debe ser recíproco, a partes iguales, no que uno esté detrás del otro como cordero.

—Lastima que ese no es nuestro caso.

—No, no lo es, pero se ha convertido en lo que menos quería —me dice y baja la mirada.

—En un recuerdo. —término por el y asiente con la cabeza.

Veo que vacila entre decir algo, y empieza a dudar. Al final, me extiende su espada y yo la recibo con cierta desconfianza. Levanto la vista para mirarlo y su mirada se clava en mis ojos.

—Ganaste, como siempre. —es lo único que dice cuando se da la vuelta y se va en sentido contrario al mío.

Ay, Jack, cómo me gustaría leerte la mente y poder estudiarla a fondo.

Nuestra Tregua Romántica | Jelsa (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora