Diecisiete días
Parte IISu vista se fue al pasillo de la residencia era distinto a la luz del día. Donde quiera que mirase había grandes ventanales luminosos con vistas al océano o estanterías empotradas repletas de libros gruesos y de cubiertas de colores. Los suelos, las paredes, los techos falsos y las escaleras empinadas y curvas, todo estaba hecho de la misma madera de arce empleada en el mobiliario del interior de la habitación de Chris. Al cabo de dos tramos de escaleras y tras cruzar lo que parecía ser una puerta secreta, Chris y Shelson atravesaron otra de doble cristal y salieron al exterior. El sol era de justicia, pero el aire lo bastante fresco para que Chris se alegrara de llevar jersey. El aire olía a océano, pero no era el olor con el que estaba familiarizada.
—El desayuno se sirve en la terraza. —Shelson señaló una amplia extensión de terreno.
Tres cuartas partes de la zona de césped estaban bordeadas por unos
frondosos arbustos de hortensias azules, y la restante consistía en un descenso empinado que iba a dar al mar. A Chris le costaba creer lo bonito que era el emplazamiento de la escuela. No se veía capaz de poder aguantar encerrada toda una clase sin salir al exterior.Conforme se acercaban a la terraza, Chris atisbó otro edificio: consistía en
una estructura alargada y rectangular con tejado de madera y unas alegres
ventanas con marcos de color amarillo. Un gran letrero tallado a mano en el que se leía « CANTINA» entre comillado, como si se tratara de una broma, colgaba sobre la entrada. Sin duda, era la cafetería estudiantil más agradable que Chris había visto nunca. La terraza estaba llena de mesas y sillas de hierro pintadas de blanco, y había alrededor de un centenar de estudiantes con el aspecto más despreocupado que
Chris había visto en su vida. La mayoría se habían descalzado y apoyaban los pies en las mesas mientras comían. Chris conocía a los chicos ricos de Dover, y si algo caracterizaba a los de la Costa Este es que eran serios y estirados; no tenían nada que ver con esos muchachos desgreñados y despreocupados.Al mirar a su alrededor, cruzó la mirada sin querer con un par de estudiantes: una chica guapa de piel aceitunada, vestido a topos y un pañuelo verde atado a su lustrosa cabellera negra y un muchacho de pelo rubio rojizo de espaldas anchas
que se disponía a engullir un enorme montón de tortitas. La reacción instintiva de Chris fue apartar la cabeza en cuanto hubieron establecido contacto visual, lo cual en Espada & Cruz siempre era lo más sensato.Sin embargo… ninguno de ellos se la había quedado mirando. Lo más
sorprendente en la Escuela de la Costa no era ese sol cristalino, ni esa cómoda terraza para el desayuno, o el dinero que parecía rodear a todo el mundo. Lo más sorprendente era que los estudiantes sonreían. Bueno, la mayoría sonreían. Cuando el y Shelson se sentaron en una mesa desocupada, este cogió un letrero pequeño que tenía encima y lo arrojó al suelo. Chris se inclinó y vio de reojo que tenía la palabra RESERVADO escrita en ella; en ese instante, un chico de su edad ataviado con el uniforme de camarero y corbata negra se les acercó con una bandeja de plata.—Esta mesa está res… —empezó a decir cuando, inoportunamente, se le quebró la voz.
—Café solo —dijo Shelson.
A continuación, preguntó con brusquedad a Chris.
—¿Qué vas a tomar?
—Hummm… Lo mismo —contestó Chris, incómoda al verse atendido por un camarero—Pero con un poco de leche.
—Son becarios. Han de trabajar duro para seguir adelante.
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[ El poder de las Sombras ]▪︎Chrisdiel
Romance"Nadie en el mundo podria apagar la llama del amor" Saga del libro [Fallen]__Segunda Parte