Diecisiete días
Parte I
Tap.Chris hizo una mueca y se frotó la cara al notar un dolor punzante en la nariz.
Tap. Tap.
Ahora, en los pómulos. Abrió los párpados y, casi de inmediato, esbozó una expresión de sorpresa. Un fornido muchacho de pelo castaño claro con expresión grave y cejas grandes estaba inclinada sobre el.
Sostenía una pelota de ping-pong entre los dedos y parecía dispuesto a lanzarla.
Chris se echó atrás en la cama y se protegió la cara. Ya tenía bastante
sufrimiento por no estar con Zabdiel, no necesitaba añadir ninguno más. Bajó la mirada para ubicarse y se acordó de la cama en la que se había desplomado la noche anterior.
La mujer de blanco que había visto tras la partida de Zabdiel se llamaba
Francesca y era una de las profesoras de la Escuela de la Costa. A pesar de su estupor, Chris se había percatado de que era una mujer bella. Tendría algo más de treinta años, y una cabellera rubia que le llegaba hasta los hombros; sus pómulos eran redondeados, y sus facciones, anchas y suaves. « Un ángel» , decidió Chris casi al instante. Francesca no le hizo ninguna pregunta mientras se dirigían hacia la habitación de Chris.El desconocido que había despertado a Chris y lo había devuelto a la realidad parecía dispuesto a tirarle otra pelota.
—Muy bien —dijo en un tono de voz grave—Ahora ya estás despierto.
—¿Quién eres? —preguntó Chris adormecido.
—En realidad soy yo quien debería saber quién eres tú, aparte del
desconocido que he encontrado metido en mi cuarto sin permiso cuando me he despertado y que ha interrumpido mi mantra matutino con sus inquietantes balbuceos en sueños. Me llamo Shelson Enchantée« Esta no es un ángel» conjeturó Chris. «Solo es un chico californiano muy pagado de sí mismo» .
Chris se incorporó en la cama y miró a su alrededor. Aunque algo
desordenada, la habitación estaba bien arreglada: tenía el suelo de madera de color claro, una chimenea encendida, un microondas, dos mesas largas y anchas, y unas estanterías empotradas que hacían también de escalera de lo que, Chris descubrió, era la litera superior. Por una puerta de madera corredera vislumbró un cuarto de baño privado cuya ventana, para su sorpresa, tenía vistas al océano. No estaba mal para
alguien que había pasado todo el mes anterior viviendo frente a un cementerio antiguo y repugnante en una habitación más propia de un hospital que de una escuela. Sin embargo, se dijo, al menos aquel cementerio horrible y esa habitación significaban que estaba con Zabdiel. Apenas había tenido tiempo para acomodarse en Espada & Cruz. Y ahora, una vez más, tenía que empezar desde el principio.
—Francesca no me dijo que tenía compañero de habitación.
Por la expresión de Shelson, Chris supo de inmediato que sus palabras no habían sido nada apropiadas.
En lugar de seguir hablando, echó un vistazo a la decoración del cuarto de
Shelson. Chris nunca había confiado en su propio gusto, o tal vez nunca había tenido ocasión de demostrarlo. No había pasado el tiempo suficiente en Espada & Cruz como para preocuparse por la decoración, y anteriormente en Dover su
habitación consistía en cuatro paredes blancas y desnudas. Tal como Callie dijo en una ocasión, era de una elegancia esterilizada.
Ese dormitorio, en cambio, tenía algo que hacía que fuera extrañamente
fabuloso.
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[ El poder de las Sombras ]▪︎Chrisdiel
Romantizm"Nadie en el mundo podria apagar la llama del amor" Saga del libro [Fallen]__Segunda Parte