Acción de gracias
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Ya solos en el interior, los seres no angelicales se agruparon.Miles se apoyó contra la puerta trasera y se puso a mirar por la ventana. Shelson tenía la cabeza
metida entre las manos. El rostro de Callie estaba blanco como la nevera.Chris cogió la mano de Callie.
—Creo que tengo que explicarte algunas cosas.
—¿Quién era ese chico del arco y la flecha? —susurró Callie estremecida
pero asiendo con fuerza la mano de Chris—. ¿Y tú quién eres?—¿Yo? Bueno, yo solo soy... yo. —Chris se encogió de hombros y notó un
escalofrío recorriéndole el cuerpo—. No lo sé.—Chris—dijo Shelson esforzándose por no echarse a llorar—, me siento
como un idiota. Te juro que no tenía ni idea. Todo lo que le dije a él... solo me estaba desahogando. No paraba de preguntar acerca de ti y sabía escuchar, así que yo... bueno, no tenía ni idea de quién era en realidad. Yo jamás, jamás...—Te creo —la interrumpió Chris. Se acercó a la ventana junto a Miles y miró hacia la pequeña terraza de madera que su padre había construido hacía unos años— ¿Qué crees que pretende?
En el patio, las hojas de roble caídas habían sido apiladas con el rastrillo en unos montones pulidos. El aire olía a hoguera. En algún lugar a lo lejos, sonaba una sirena. Al pie de los tres escalones de la terraza, Zabdiel, Richard, Aryan, Rolan y Beith permanecían juntos mirando la valla.
Pero Chris se dio cuenta de que no se trataba de la valla. Estaban frente a un grupo nutrido y oscuro de Proscritos, que permanecían en guardia apuntando con
sus arcos de plata a la hilera de ángeles.El Proscrito no había acudido solo.
Había reunido a un ejército.
Chris tuvo que sujetarse a la encimera. Excepto Richard, los ángeles estaban desarmados. Y el ya había visto lo que esas flechas podían hacer.
—¡Chris, detente! —exclamó Miles detrás de el. Pero para entonces, Chris
ya salía a toda prisa por la puerta.Incluso en la oscuridad, observó que todos los Proscritos tenían una apariencia inexpresiva similar. Había igual número de chicos que de chicas y todos eran pálidos e iban vestidos con las mismas gabardinas marrones; en el caso de los chicos, llevaban el pelo muy rubio y muy corto y las chicas lucían unas colas apretadas, casi blancas.
Las alas de los Proscritos se desplegaban en forma de arco. Tenían muy, muy mala pinta... llevaban la ropa hecha jirones e iban muy sucios, prácticamente cubiertos de mugre.
De pie uno junto al otro, mirando a través de sus extraños ojos vacíos, con las cabezas inclinadas en distintas direcciones, los Proscritos eran un ejército de pesadilla. Lo malo es que de aquel sueño horrible Chris no se podía despertar.
Cuando Zabdiel se dio cuenta de que Chris estaba junto a los demás en la
terraza, se volvió y la tomó con sus manos. Su cara perfecta tenía una expresión enormemente asustado.—Te he dicho que te quedaras dentro.
—No —susurró Chris—. No pienso permanecer encerrado ahí dentro mientras todos vosotros lucháis. No puedo ver a la gente a mi alrededor luchando por ningún motivo.
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[ El poder de las Sombras ]▪︎Chrisdiel
Romance"Nadie en el mundo podria apagar la llama del amor" Saga del libro [Fallen]__Segunda Parte