Doce días
Parte IV
Cuando Chris regresó a su dormitorio, Shelson había encendido la chimenea. La fondue china estaba enchufada junto a la lamparilla de noche en forma de Buda,y toda la habitación olía a tomate.
—Nos hemos quedado sin macarrones con queso, pero te he preparado sopa.—Shelson le sirvió un cuenco muy caliente, le echó un poco de pimienta fresca negra encima y se lo pasó a Chris, que se desplomó sobre su cama—. ¿Ha sido muy terrible?
Chris contempló el vapor que se elevaba del cuenco mientras pensaba cómo podía expresarlo. Raro, confuso, un poco terrorífico y... revelador.Pero, no, no había sido terrible.
—Ha estado bien.—Steven parecía confiar en el, por lo menos hasta el punto de permitirle continuar invocando a las Anunciadoras. Y los demás alumnos parecían confiar en él, incluso admirarlo. Nadie se mostraba aparentemente preocupado por sus filiaciones.
Sin embargo, en el caso de Chris, ya había confiado otras veces en la gente equivocada. « En el mejor de los casos, confiar en las personas es una actividad inútil; en el peor, es una buena forma de que te maten» . Eso era lo que la señorita Sofia le había dicho sobre la confianza la noche en que la había intentado matar.
Zabdiel le había aconsejado dejarse guiar por su instinto.
Levantó la vista por encima del cuenco y miró a Shelson.
—Gracias por la sopa.
—No permitas que Steven te desbarate los planes —espetó Shelson—.Deberíamos continuar trabajando con las Anunciadoras. Estoy tan harta de todos esos ángeles y demonios y sus afirmaciones de poder: « ¡Oh! Nosotros lo sabemos todo mejor que tú, porque somos ángeles completos y tú, en cambio, no eres más que el hijo bastardo de un ángel que echó una canita al aire» .
Chris se echó a reír, pero recordó la minisesión sobre Platón de Steven y se dijo que el hecho de haberle dejado esa noche La República era todo lo contrario a una afirmación de poder.
—Quiero decir que... Bueno, ya sé que tú tienes una historia con Zabdiel —prosiguió Shelson—, pero, de verdad, ¿qué ha hecho de bueno por mí un ángel en mi vida?
Chris se encogió de hombros a modo de disculpa.
—Ya te lo diré yo: nada. Nada aparte de dejar embarazada a mi madre y luego abandonarnos a las dos antes de que yo naciera. Sin duda, una auténtica obra celestial. —Shelson resopló—. Lo sorprendente es que mi madre no deja de decirme que debería sentirme agradecido. ¿Por qué? ¿Por esos poderes diluidos y la enorme inteligencia que he heredado de mi padre? No, gracias. —Abatido,propinó una patada a la litera superior—. Daría cualquier cosa por ser normal.
—¿De verdad?
Chris se había pasado toda la semana sintiéndose inferior a sus compañeros de clase nefilim. Consciente de que lo que tienen los de más siempre parece mejor, le resultaba increíble lo que acababa de oír. ¿Qué ventaja podía ver Shelson en carecer de sus poderes de nefilim?
—Espera... —dijo Chris—. Ese patético ex novio tuyo... ¿Acaso él...?
—Estábamos meditando juntos y, no sé, de algún modo, durante el mantra, no me di cuenta y levité. No fue gran cosa, no sé, quizás un par de centímetros del suelo. Pero Phil no quería parar con el tema. No dejaba de importunarme sobre todas las cosas que era capaz de hacer, ni de preguntarme cosas muy raras.
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[ El poder de las Sombras ]▪︎Chrisdiel
Romance"Nadie en el mundo podria apagar la llama del amor" Saga del libro [Fallen]__Segunda Parte