54

8 0 0
                                    

Acción de gracias

1/5


Para alimentar a todo el estado. 

Seguramente llevaba cocinando toda la semana.

La madre de Chris lo cogió por las muñecas. Sus ojos de color avellana estaban ligeramente vidriosos.

—¿Cómo estás, Chris? —le preguntó—¿Estás bien?

Era todo un alivio estar en casa. 

Chris notó que sus ojos también se le humedecían. Luego asintió y se abalanzó sobre ella para darle un abrazo. Su madre estaba tan radiante.

Tenía un aspecto más joven y atractivo del que Chris recordaba.

No podía arruinar la vida de sus padres en esta ocasión, ahora que conocía más cosas sobre su pasado. Estaba dispuesto a hacer todo lo posible para que ellos fueran felices.

Su madre recogió los abrigos y los gorros de los demás chicos en el vestíbulo.

—Espero que tus amigos hayan venido con hambre.

Shelson señaló con el pulgar a Miles.

—Vaya con cuidado con esos deseos.

A los padres de Chris no les molestaba acoger en su mesa de Acción de Gracias a unos cuantos invitados de última hora.

Cuando, justo antes del mediodía, el Chrysler New Yorker de su padre había rebasado las altas puertas de hierro de Espada & Cruz, Chris ya lo estaba esperando. 

No había podido dormir en toda la noche. 

Entre la extrañeza que le provocaba regresar a Espada & Cruz y su nerviosismo por juntar a un grupo tan variopinto de personas por Acción de Gracias al día siguiente, su mente no podía descansar.

Por fortuna, la mañana pasó sin ningún incidente; tras dar a su padre el abrazo más largo y afectuoso que le había dado a nadie, le dijo que tenía algunos amigos que no sabían dónde pasar las vacaciones.

Al cabo de cinco minutos, ya estaban todos metidos en el coche. Ahora se encontraban en el hogar de la infancia de Chris, contemplando fotografías enmarcadas de el a distintas edades, mirando a través de las mismas ventanas por las que el había mirado durante más de una década mientras tomaba cuencos de cereales. 

 Parecía un poco surrealista.

Mientras Aryan iba a la cocina para ayudar a su madre a montar la nata, Miles abrumaba a preguntas a su padre sobre el enorme telescopio que tenía en su despacho. 

Chris se sintió muy orgulloso de sus padres por hacer que todo el mundo se sintiera bienvenido.

El sonido de una bocina en la calle le hizo dar un respingo.

Se sentó en el borde del sofá hundido y levantó una tablilla del estor.

En la calle, un taxi de color rojo y blanco se detenía frente a la casa, echando bocanadas de humo en el frío aire otoñal. Aunque tenía las ventanas tintadas, el pasajero solo podía ser una persona.

Callie.

Una de las botas de piel rojas hasta la rodilla de Callie asomó por la puerta trasera y se apoyó en la acera de asfalto. Un segundo más tarde, apareció el rostro en forma de corazón de su mejor amiga. La piel de porcelana de Callie estaba algo sonrojada, llevaba el pelo caoba un poco más corto, cortado en un ángulo elegante a la altura de la barbilla. Los ojos de color azul pálido le brillaban. Por algún motivo, no dejaba de mirar al interior del taxi. 

—¿Qué miras? —preguntó Shelson levantando otra tablilla para poder mirar.

Rolan se deslizó al otro lado de Chris y también miró fuera.

Justo a tiempo para poder ver salir del taxi a Zabdiel...Seguido de Richard, en el asiento delantero. Los dos chicos llevaban unos abrigos largos y oscuros, parecidos a los que vestían en la escena de la orilla que el había vislumbrado. Tenían el pelo brillante bajo la luz del sol. Y por un instante, solo por un instante, Chris se acordó de por qué al principio en Espada & Cruz los dos le habían llamado tanto la atención. 

Eran bellos. 

No se podía decir de otro modo. Eran fabulosos y extraordinarios, de un modo casi antinatural. Pero ¿qué hacían allí?

—Justo a tiempo —murmuró Rolan.

Al otro lado de Chris, Shelson preguntó:

—¿Quién los ha invitado?

—Eso mismo estaba pensando yo —dijo Chris sin poder evitar sentir cierto desvanecimiento al ver a Zabdiel a pesar de lo complicadas que estuvieran las cosas entre ellos.

—Chris—Rolan se rió al ver la cara de el mirando a Zabdiel— ¿no te parece que deberías abrir la puerta?

Sonó el timbre.

—¿Es Callie? —exclamó la madre de Chris desde la cocina por encima del ruido de la batidora.

—¡Ya voy! —gritó Chris con el pecho encogido.

Por supuesto que quería ver a Callie. 

Pero superior a su alegría por ver a su mejor amiga era su anhelo por ver a Zabdiel. Por tocarlo, abrazarlo y olerlo. Por presentárselo a sus padres. Ellos se darían cuenta, ¿verdad? Ellos verían que Chris había encontrado a la persona que le había cambiado la vida para siempre.














————————————————
Decidi que estos capitulos finales no sean muy largos, espero les guste.

Ⓜ🌻

[ El poder de las Sombras ]▪︎ChrisdielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora