Capítulo 1

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Año 841

Podía sentir la brisa meciendo mi cabello castaño, escuchar el canto de los pájaros sobre mi cabeza. Desde aquí todo se veía hermoso, parecía irreal, puedo apreciar los grandes campos verdes junto los animales comiendo tranquilamente. Suelto un suspiro bajándome de un salto del árbol colocándome mi capucha.

---Me queda pequeña---. Hablo cabizbaja.

Estiro mis manos notando que he crecido unos centímetros desde que escape del lugar que solía llamar hogar. Sigo mi camino pasando entre los árboles arrancando uno que otro fruto que cuelga de las ramas los meto en mi pequeña bolsa hasta llegar a un pequeño riachuelo escondido entre las montañas en donde me quito mis zapatos mojándome los pies. Un pequeño pájaro se posa sobre unas ramas, es hermoso, su pelaje es entre naranja y café.

---Liliana---.

Escucho que hablan a mis espaldas. Me volteo sonriendo hacia el ser que se esconde entre las ramas, extiendo mi mano invitándolo a seguir adelante.

---¿Por qué no te acercas? ---le hablo confundida---. Vamos, sabes que no me gusta estar sola.

Niega con la cabeza moviendo su cabello rubio y sus enormes ojos azules no dejan de verme junto su sonrisa. Me arroja una capucha de color verde.

---Gracias---.

La sostengo en mis manos viendo que en la parte trasera cuenta con unas alas de color azul y gris, pero manchadas por una sustancia viscosa rojiza. Mi ceño se frunce, muerdo el interior de mi labio.

---¿Dónde la encontraste? Samuel---.

Lo volteo a ver, pero antes que me pueda responder escuchó el relinchar de caballos acercándose haciendo que Samuel se dé la vuelta logrando que retumbe la tierra bajo sus pies. Suelto un suspiro guardando la capucha saliendo del agua refugiándome en la pequeña cueva que se a convertido en mi hogar.

---Todo va a estar bien---digo animada sacando mis cosas del bolso---. Solo debes confiar en ellos.

Colocó la capucha manchada sobre el frío suelo, se me dibuja una mueca al ver la mancha rojiza.

---La tendré que limpiar mañana---.

Me acuesto sobre la capucha colocando mis manos debajo de mi cabeza dejando que el sueño se apodere de mi cuerpo. Siento como el suelo se mueve unos instantes y enseguida observó el rostro de Samuel viéndome con su rostro sin expresión alguna.

---Descansa, Samuel---.

Es lo ultimo que menciono antes de caer perdidamente dormida entrando al mundo de las pesadillas.

Mis manos teñidas de sangre, escuchó los gritos de mi hermano, siento la tierra mojada entre mis pies

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Mis manos teñidas de sangre, escuchó los gritos de mi hermano, siento la tierra mojada entre mis pies.

Me levanto de golpe me percato que el sol se encuentra muy arriba en el cielo, a mi lado se encuentra un pequeño conejo limpiándose sus enormes orejas. Lo sostengo con cuidado dándole pequeñas caricias, se va acercando más a mi cuerpo conforme lo acaricio.

Regresa A Mi (Levi Ackerman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora