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12 horas antes...







—¿Qué planeas ahora?

Maravillosa pregunta hizo.

Recorrió la vestimenta de su amigo con una clara mueca de ceja alzada y boca entreabierta. Hoseok estaba, por más decir, listo para una grandiosa noche con esos jeans grises, camiseta oscura de mangas retraídas hasta el antebrazo, fajada, modelando un cinturón negro.

—Te dije que saldríamos hoy —bueno, sí. Eso decía su último mensaje, mismo que creyó haber respondido—. Necesitas distraerte, despejar tu mente y hoy nos encargaremos de eso. Ve a cambiarte —sentenció con decisión.

—Tengo trabajo que hacer —respondió en cambio sabiendo que de inmediato captaría a qué se refería. Hoseok abrió los ojos como si acabara de recordarlo aunque para Jungkook seguía sin lucir del todo sorprendido.

—¿Qué falta?

—Vestirlo y maquillarlo.

—¡Good! —estampó las manos, resonando un aplauso en la sala de estar en la casa de Jungkook—. Lo más sencillo, aún tienes hasta mañana. Te traeré temprano así que todo saldrá bien.

—Pero-

—¡No me contradigas y cámbiate!

Jungkook gritó en respuesta demostrando cómo cede a su idea y sube a su habitación, luchando por contener la traicionera sonrisa buscando estirar su boca porque lo quisiera o no, Hoseok tenía razón. Necesitaba un respiro de todo, si era posible. Y no era como que no hubiera estado holgazaneando mientras esperaba a que su trabajo hiciera efecto, buscando alguna película de mal presupuesto en la televisión a esa hora para pasar el rato. No, claro que no.

O al menos así lo tenía planeado hasta que ciertos toques dieron justo en su puerta hacia exactamente tres minutos, dándole la bienvenida a un hombre de tez bronceada y ojos chispeantes.

—¡Usa algo sexy! —gritó ese personaje con chispa en los ojos.

—¡Oblígame!

Pero Jungkook no recibió más allá de carcajadas y amenazas típicas de un hombre que se sabía todas las canciones infantiles por haber en el país, y prosiguió a buscar algo adecuado para la ocasión antes de arrepentirse, antes de pensar en la hora, y por supuesto antes de darle demasiada importancia a quién tenía en el sótano y cómo se relaciona con él.























—Mmh... —entonó nasalmente a boca cerrada, con los labios fruncidos a un lado y los brazos cruzados frente al pecho—. No está mal.

Jungkook casi se mostró ofendido. Casi. Evaluó su propio atuendo completamente negro, con una camiseta de manga corta, sin cinturón y una chaqueta de cuero negra. Hoseok se acercó y lo rodeó a pasos lentos, inspeccionando cada detalle hasta el maquillaje delineando sus ojos. No era que Jungkook se considerará alguien gótico, pero aceptaba que los colores oscuros le sentaban bien en algunas ocasiones, así que ¿Por qué el otro se lo pensaba tanto? Él se veía genial. Más que genial.

Tuvo manos en la cintura, presionando sobre la tela y asegurándose de que se marcaba lo mejor posible; le siguieron dedos en su cabello, cepillando para hacerle un pequeño apartado. Luego un pulgar e índice tuvieron la tarea de atrapar un pedazo del pantalón ceñido a sus piernas, revisando cuán ajustado le queda.

—¡Ah!

—Sorry bae~ —se disculpó flojo sin perder los aires de un profesional juez de la moda, mientras Jungkook se frota donde un pellizco fue a dar en su piel por la reciente acción.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora