17.2

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Podía escuchar el motor dar todo de sí excediendo los límites establecidos en la carretera. Tenía la mirada fija en el frente, respirando con irregularidad y ahogándose al tener las ventanillas arriba; había salido en dirección a su hogar tan rápido que no le importó nada más que conducir sin tráfico.

La media noche estaba más cerca que antes y si ese tal Jonha decía la absoluta verdad, sólo podría hacer algo antes que eso sucediera. Sólo tenía una oportunidad para retener a Taehyung. Si llegaba exactamente a las doce o poco después de que la bestia se hubiera adueñado de su consciencia y cuerpo, sería imposible interferir cómo quería. Debía hacerlo antes de, cuando aún era humano y podría entender sus palabras. Sino, ni siquiera Jonha sabía de qué sería capaz.

Llegó a su hogar y las llantas levantaron polvo al derrapar. Salió del auto azotando la puerta y escapó directo al bosque, resintiendo el aire bochornoso pegándosele a la piel, siendo las vendas las únicas en poder cubrir sus brazos de tal sentir. Aún quedaba una hora, tenía tiempo pero eso no disminuía su inquietud. La impotencia comenzó a abrumarlo, enviándole pensamientos negativos directo a su razón, empañando sus ojos de esa inestable agua cargada de tristeza. Pero ni así se detuvo, ingresando al bosque.

Las nuevas emociones no le permitieron concentrarse en el verdadero riesgo que cargan las advertencias de ese otro metamorfo. Sólo podía recordar que esa ocasión sería peor que las demás y que por esa razón Taehyung necesitaba que lo salvara incluso si se oponía al inicio. No importaba que fuera una noche tranquila, o que faltaba para la media noche, porque la estabilidad que Taehyung tuvo alguna vez ahora se vería inestable. No llegaría a matarlo, decidió confiar en lo que ese extraño le decía. Taehyung no podría ni pensar en hacerlo al reconocer quien era. Pero las secuelas serían en otro nivel.

Casi chocó contra un árbol en su abrupto, golpeándose en el hombro, la adrenalina hizo lo suyo enmudeciendo el dolor que seguro sentiría al día siguiente. Su quejido ahuyento algunos roedores que rápido se ocultaron en los arbustos más cercanos. Se sostuvo el hombro al sentir cómo se va adormeciendo, su visión viaja a todos lados, girando en su propio punto, encontrando las imágenes distorsionadas por el movimiento y las nacientes lágrimas.

—¡Aquí estoy! —gritó cuanta fuerza pudo sacar, las primeras lágrimas corrieron furiosas y el agobio se asentó en su pecho, doblegándolo lentamente—. ¡V-Ven aquí! ¡Te estoy esperando!

El cálido viento sopló, no siendo competencia al incesante ruido de su respiración ahogada. Antes de que pudiera advertirlo su voz salió en balbuceos pidiendo por aquel que aún no responde a su llamado, cuestionando dónde está. De pronto todo quedó en silencio, ni un sólo grillo siguió cantando, toda cigarra se quedó callada y tuvo que contener la respiración para permitirse escuchar algo más que sus propios latidos. Giró un par de veces apenas escuchando el suelo crujir por su peso. Sintió una mirada taladrando en su sien y miró ahí donde la luna apenas lograba iluminar, topándose con un par de perlas incendiadas en ámbar, sin siquiera parpadear.

Su cuerpo se tensó en su último esfuerzo por mantenerse en pie. Si enfocaba mejor podía distinguir la silueta de Taehyung camuflada entre las sombras, como su corpulencia se mueve en cada respiración fuerte. Estaba preso bajo esa intensa mirada, siendo asechado con descaro. No sentía que poseyera la capacidad de parpadear otra vez.

Fue ahí, en ese mutismo mientras su carne comenzaba a quemar bajo la piel, que los ojos del metamorfo se afilaron y agachó la cabeza un ápice de lo que Jungkook pudo ver. El mensaje fue recibido como debía y escuchó su propia voz ordenándose mentalmente a obedecer.

Corre

Sus músculos temblaron en cada paso, sus piernas extendiéndose lo más que podían para alcanzar mayor distancia. El malestar de su ser fue cubierto por el pánico de ser atrapado, invadiéndolo de pronto en pequeñas cantidades. Era la primera vez que reaccionaba: estaba escapando de un ser peligroso. Podía escucharlo, los gruñidos resonando a su espalda y las ganas de llorar volvieron al visualizar su casa, temiendo no poder alcanzarla a tiempo.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora