Sin querer debatirse sus acciones, se vistió, evitando ponerse la camiseta al tener el sudor bañándole el cuerpo. Cuando regresó, encontró al otro sentado en el escalón de la puerta trasera, cuidando de Gureum que continúa jugando entre el césped y, quizá, también de su regreso. En un intercambio de pocas palabras le pidió prestado el baño para lavarse sin dejar que viera la marca de sus garras sanando en su espalda.
Tardó cerca de quince minutos en salir de la ducha, con la piel sana, el cabello nuevamente húmedo, y usando el conjunto de dormir que llevó en el auto. Era una suerte que lo hubiera hecho ya que durante la cena el artista le sugirió quedarse al ser más tarde de lo esperado, y Taehyung, guiándose por la lógica, terminó accediendo. Aunque no se sentía capaz de admitir aún que la propuesta le había gustado de algún modo.
Vuelve a encontrarlo sentado en el mismo sitio, con los ladridos de un emocionado Gureum dándole la bienvenida como si hubiera demorado toda una vida en regresar con ellos. Jungkook se mantenía apreciando el jardín, como Taehyung supo qué hacía a veces cuando lo regaba, buscando la paz en su propia alma mientras aspira profundo el rocío nocturno. Tomó asiento a su lado sobre el largo escalón. Su vista ahora es llenada por el ovalado jardín, con estacas incrustadas en los extremos, atravesándolo, junto a una tensa soga entre cada una para mantener definido el contorno donde se alzarán los muros de cristal.
Quizá ya deberían continuar con la creación del lugar. Pronto, se dijo, porque él no estaba ahí para hablar de eso exactamente.
—Quiero decirte cómo me siento —comenzó, mirándolo de costado—. Por qué me comporte así hace unas horas.
—Bien —asintió una vez, moviendo los pies de lado a lado, teniéndolos apoyados sobre los talones con las piernas extendidas—. Soy todo oídos.
Inhalo tanto como sus pulmones le permitieron, expandiendo su pecho y exhalando todo el nerviosismo de cómo Jungkook iría a reaccionar.
—Creo que es más que obvio que he estado muy cerca de mi otra naturaleza últimamente, gracias a ti. No te estoy culpando, sólo trato de explicarlo lo mejor posible —aguardó unos segundos, consiguiendo otro murmullo en respuesta y se forzó a mantener el contacto visual, sintiendo sus ojos encenderse más de lo planeado—. Cuando entramos, percibí el olor de Yunho —Jungkook agrandó la mirada, estupefacto. Prosiguió antes de que pudiera interrumpirlo—. Sé quién es. Lo recuerdo. El punto es que, una parte de mí no lo acepta del todo. Como él ya no forma parte importante de tu vida, mi instinto lo catalogó como un extraño y me puse a la defensiva con eso.
»Ahora eres parte de mi manada, por decirlo de un modo. Y él no. Y que ya no sea algo tuyo, lo convierte en un desconocido para mí —el cuerpo del artista se destenso sin debatirle nada al respecto. Taehyung presionó el brazalete sobre su muñeca aunque no sentía que su otra naturaleza fuera a perder el control. En realidad eso parecía muy lejos de pasar en esos momentos—. Es confuso, pero no pude evitarlo. Me sentí- Él estaba invadiendo mi territorio- ¡No! Quiero decir- —se aproximó unos centímetros, corrigiéndose e intensificando la presión del metal contra su piel—. Estaba invadiendo tú territorio, y tú eres parte de mi manada. Por lo que también protejo tu territorio —se alejó de nuevo, agachando la cabeza—. Bueno. Si... No debí irme así sin explicaciones. No sabía cómo actuar. Lo lamento.
—Taehyung, está bien. No tiene nada de malo. Es parte de ti —con una mano frotó su espalda, y sí Taehyung pudiera observar a su maldito lobo, aseguraría que estaría moviendo la cola frente a sus narices sólo por recibir comprensión y contacto del otro—. No soy un lobo, pero también me he sentido así de alguien cuando se le acerca a Hobi.
—¿Por qué?
—Porque es mi mejor amigo. Es muy especial para mí —respondió como si fuera demasiado obvio—. Cuando éramos estudiantes solía sentirme así a veces cuando alguien nuevo buscaba acercarse y ser su mejor amigo o con otras intenciones —enfatizó haciendo comillas con los dedos—. Sólo estaba inseguro y me preocupaba porque alguien fuese a romperle el corazón.
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Red Forest / TaeKook
FantasyHabía reglas que no debían faltar. No vayas a casa de la abuela. No ignores los susurros que te necesitan. No salgas cuando hay luna llena. No olvides regar el jardín. No permitas que el lobo te atrape. Porque puedes correr. Puedes esconderte, pero...