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No ir a saciarse con su habitual tranquilizante fue sólo el inicio e hizo los siguientes días intolerables, tanto para él como para las personas a su alrededor.

Le había gritado a algunos empleados, ignorado varias llamadas y cancelado juntas en línea importantes.

Apretó el volante, los huesos de sus nudillos marcándose más de lo habitual y en su mente se recrea el hoyo que le hizo a la pared en ese bar. Pero es que ver al supuesto novio de Jungkook, con un extraño junto a la barra, mientras reían y el primero se dejaba coquetear por el segundo, el nauseabundo olor a licor y otras sustancias en sus organismos enviando asco a Taehyung, lo hizo estallar.

—¿A quién llamabas? —le había preguntado ese tipo una vez llegó. El novio de Jungkook le sonrió y se le veía de lejos que estaba ebrio al igual que él.

—Mi ex, no es importante.

Toda la gente en ese sitio se ahogaba en su propia saliva y borrachera. A Taehyung le repugno tanto que buscó desquitar su enojo en ese muro a su lado, importando poco sí alguien llamaba a seguridad mientras salía de ahí.

Sabía que ir a matarse en alcohol era mala idea, pero necesitaba algo para hacer menos estable su propio cuerpo para evitar que mutara. No era la mejor, pero le había servido un par de veces en la secundaria, y de no ser por su metabolismo habría muerto de un coma etílico si fuera un humano común. Debía agradecer que sólo quedara noqueado lo necesario para que su cuerpo ignorase la luna llena.

Pero esa idea había sido descartada ahora.

Frenó de golpe en el lugar de siempre, en medio de esa fortaleza de maleza y arbustos robustos, su pecho doliendo por el soporte del cinturón y la presión desde el interior.

¿Qué estaría haciendo? Era algo que se preguntó a veces mientras no veía a Jungkook.

¿En qué otra cosa estaría ocupando su tiempo si no era en el bosque?

Tampoco había tratado de comunicarse con él. Y decir que haberse ausentado fue una pésima idea estaba de más.

Al inicio lo creyó eficaz, porque haber estado tan cerca de él de alguna manera ayudó a mantenerlo estable. Los tres días anteriores fueron tortura en su máxima expresión, tan acostumbrado a verlo y de la nada no hacerlo, lo tenían mal.

Mal hasta el punto en que estaba desesperado por saciarse de algún modo en quien fuera y eso era contraproducente de su parte porque no podía hacerlo así de fácil y correr el riesgo de matar a la otra persona cuando con Jungkook ya tenía casi cinco años de rutina.

Era algo que también odiaba de sí. El incesante correr de su sangre en sus venas dictándole que debía aprovechar esa luna llena para 'aparearse' y mantener su 'especie' como si fuera un animal cualquiera.

¿Qué? ¿Sólo porque ya era un hombre lobo significaba que el sexo era algo fundamental en su vida?

Está bien, si lo era. Pero no porque fuera un hombre lobo.

¿Bien? Era simple instinto natural tanto de humanos como de él y cualquier otra especie en el mundo. Estaba en el código genético de todos. Al menos eso quería creer.

Y era sencillo porque esas persecuciones hacían que se descargase de toda la adrenalina que producía cada tanto tiempo y Taehyung estaba bien en el celibato, en la seguridad de su departamento, satisfaciéndose una que otra vez a base de usar su propia mano o duchas muy frías.

Jungkook era su opción número uno, el alcohol la número dos, ahora a Taehyung le quedaban tres opciones.

O salía del auto, sucumbía a su lado irracional, cazaba en su peor forma, arriesgándose a cualquier consecuencia al amanecer donde no sabría dónde está y no recordaría lo qué hizo.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora