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El segundo hermano mayor de los Kim bajó de su auto solo, sin compañía de su propia familia, como el resto. Igual que siempre, Taehyung compartió únicamente un par de segundos de contacto visual con él, permaneciendo de pie a un lado de la entrada y dejándole pasar al recinto, ignorándose mutuamente, y tal vez el otro se dio cuenta o no de que Taehyung apretó las manos bajo los brazos al tenerlos cruzados frente a su pecho, comprimiendo su existencia como si quisiera mantener la distancia lo mejor posible. Una corriente de aire arrastró consigo aquel lejano y familia aroma hasta sus fosas nasales, sabiéndole en las papilas gustativas en un nauseoso sabor. Un gruñido gorgoteó en su garganta, listo para hacerse escuchar al que hace algún tiempo consideraba su hermano mayor, buscando ser amenazante. Sorprendiéndose por su propia impulsividad se tragó la reacción, evitando a toda costa que cualquier rastro de ferocidad saliera de su cuerpo. En cuanto el otro Kim siguió avanzando, poniendo distancia entre ambos, fue que se sintió relajado una vez más.

¿Qué demonios había sido eso?, se preguntó sin obtener una respuesta siquiera.

Sea como fuere, pronto el segundo Kim se encontró con el resto de hermanos frente al féretro, donde se despiden una última vez mientras Taehyung no hace más que esperar en la puerta a que llegase el único de sus hermanos con quien se sentía cómodo. Como ya era natural, evitó dejarse llevar por el sonido, bloqueando la agudeza del mismo para no escuchar lo que sea que estén diciendo ahora de él. Le es una pérdida de tiempo, pero si no estuviera solo a merced de cuatro pares de ojos que le clavan la mirada con un deje de repugnancia, sería más tolerable.

Suspiró destensando el cuerpo lo más que pudo, escuchando los lamentos desconsolados de la que alguna vez fue novia de su hermano, sumado a los demás amigos cercanos que desconoce, quien recibe los abrazos de condolencias de sus hermanas y Taehyung no necesita girarse para saber que el otro par de miradas permanecen en él por mera precaución.

Se aguantó un bufido y le prohibió a una sonrisa estirar su boca, consiguiendo que una de sus comisuras temblara. La deprimente gracia quedó en segundo plano, enfocando ahora en el Mazda estacionándose. Rodó los ojos por el nuevo modelo luciendo un color azul, nada comparado al anticuado negro de su auto de segunda mano. Definitivamente su cuerpo perdió mayor rigidez en cuanto el primer zapato de tacón bajo pisó el pavimento.

Theodora puso sus lentes de sol sobre su fleco oscuro, permitiendo a Taehyung encontrarse con los mismos ojos que él posee pero en un contraste más claro. Se enfrascaron en una lucha de miradas conforme la mayor va hasta él; la primera buscando que ceda, el segundo ocultando cada uno de sus pensamientos donde ella jamás los pudiera encontrar.

—No has dormido en lo absoluto, niño descuidado —le dijo al tenerlo de frente, ajustando las mangas oscuras de su blusa cubriendo hasta la mitad de sus antebrazos, jamás desconectando su mirada, esperando cualquier reacción que no tardó en llegar en forma de cejas planas al igual que la mullida boca de Taehyung. 

—Es muy temprano para que uses tus trucos y dudo que a los demás les guste que lo hagas en estos momentos.

Ambos dieron un vistazo rápido a los demás al fondo del lugar.

Theo quitó la liga de su cabello mal sujetado en una trenza y lo dejó caer sobre sus hombros en sutiles ondulaciones justo en las puntas.

—¿Han hecho algo? —Taehyung volvió la mirada a ella cuando la escuchó preguntar y negó.

—Sólo han estado ahí —revisó su reloj de muñeca comprobando la hora—. Ya casi van a sacarlo. ¿Por qué tardaste tanto?

—Mantener bajo llave a un súper dotado no es sencillo ¿Sabes? En especial uno que implora por venir —mascullo y puso en silencio su teléfono, guardándolo después en el bolsillo de su pantalón.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora