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"Si había algo que tenía más intranquilos a los jóvenes miembros de la familia Kim, era el cómo seguir viviendo luego de la primera transición del hijo menor. Sin duda, el gran momento de Taehyung finalmente sucedió, podía decirse que comenzaba su vida como un futuro hombre lobo más, listo para ser instruido por nadie mejor que su abuelo y padre. ¡Era fantástico!

Pero ¿Qué pensaban el resto de hijos Kim? Theodora estaba, más que decir, ansiosa por conocimiento, por al fin tener la oportunidad de ayudar a su hermanito travieso y crecer como persona. Fuera de ella, los demás parecían imponer distancia cada tanto rato. Sus hermanas más jóvenes preferían inmiscuirse sólo en sus cosas, alegando que no podían pasar ese tiempo con su hermana mayor por esa razón: ya era muy mayor para ellas. Excusas estúpidas, pensaba Theodora, tampoco era que le importase, tenía mejores cosas que hacer que perder su tiempo en jugar con un par de pre-pubertas.

Otro mayormente fascinado con el asunto era Taemin, que desde que Taehyung puso un pie en el hogar luego de su primera luna llena como licántropo, se ocupó en atacarlo con preguntas sobre cómo había sido la experiencia. Muy distinto a su gemelo que se quedaba de lado de sus hermanas menores, porque podía ser que Taehyung tuviera sólo ocho años, pero no era menos peligroso a su pensar. Y eso también era algo que involucraba al varón mayor de los hermanos.

Theon no había hecho otra cosa que no fuera ignorar el asunto, más siempre manteniendo la guardia alta. Es decir, se veía como su hermano menor, hablaba y caminaba como tal, seguía siendo el pequeño Kim Taehyung que muchas veces iba a pedirle ayuda con su tarea cuando Theo no podía, molestando en su espacio de paz dirigido únicamente hacia su estudio.

Sin embargo, al mismo tiempo no podía verlo como Taehyung. No, este niño era más allá. Con los ojos grandes, y cómo si hubiera vuelto a nacer, ahora tenía unos cuantos problemas de sordera. Y si existía algo de todo aquello que le estaba irritando, era el hecho de que uno de los nuevos instintos del menor consistiera en olfatear todo cuanto pudiera, distinguiendo aquellos aromas que antes pasaron desapercibidos, observando todo con ojos amplios por las escazas matices de colores aún más intensificados por su reciente ceguera.

Era molesto, molesto en verdad. El tener que ver a un inquieto Taehyung recorrer toda la casa, cada cuarto, tramo de terreno y esquina, como si fuera la primera estúpida vez que viviera ahí. Como si necesitará conocerla más de lo que ya hace.

—Ya se le pasará —dijo su padre una vez que se fue a quejar con él.

¿Cuándo mierda se le iba a pasar?

Estampó el lápiz en el escritorio, no pudiendo concentrarse en corregir el ejercicio -otra vez- que llevaba sacándolo de quicio desde hacía una hora. Tenía dos semanas sin poder dormir por culpa de que Taehyung se levantaba a perseguir rastros de olor que venían del jardín, del césped, las plantas y la humedad. Theon terminaba despertando a altas horas de la noche por eso. Las constantes pisadas, saltos, chillidos lo tenían mal.

Miró a través de la ventana en su habitación, encontrando a un somnoliento Taehyung tirado en el césped del jardín, tomando una siesta al sol como si fuera un jodido perro.

—¡Hey, Taehyung! —lo llamó sin obtener reacción, y quería justificarlo con la distancia desde el segundo piso y los metros que los separaban, pero no era eso.

Irritado, se levantó y caminó hasta el lugar masticando maldiciones con los dientes apretados.

Esa era otra cosa que lo tenía mal, la maldita sordera "temporal" lo estaba sacando de quicio. Prácticamente tenían que hablarle de cerca o el bebé no entendería y ojalá eso hubiera sido un problema para las clases de Taehyung, pero ¡No! Tenía el resto de los instintos tan desarrollados, y la estúpida mejor suerte del mundo, que sus maestras sólo creían que tenía una infección de oídos.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora