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—¿Crees que el lila se verá bien?

Jungkook, sin dejar de inspeccionar el forrado de la tela en la almohadilla, rememoró las instrucciones que le enviaron por e-mail para que pudiera prepararse con anticipación.

—Dicen que el vestido será rojo —respondió sin ver al sepulturero.

Este mismo frunció la boca en descontento, como siempre que arruinaban sus planes. Era más que obvio que, debido a la fotografía que les mostraron, a la mujer fallecida le definía mucho mejor una tonalidad púrpura. Al igual que el resto de ocasiones, se guardó sus opiniones para sí mismo y optó por seguir al pie de la letra lo que la familia quería para velar a su difunto.

Hoseok a veces no entendía como existía gente con tan mal gusto en moda.

Tratando de concentrarse en el decorado interior del féretro, pues el color salmón comenzó a aflorar entre sus ideas, se aventuró a otra de sus preguntas de rutina.

—¿Averiguaste algo?

Jungkook murmuró una afirmación antes de dejar la almohadilla en su lugar, luego de asegurarse de saber qué tan esponjosa estaba y qué maravillas podría hacer con el cabello de la fallecida.

—Una viuda de cuarenta y tres años. Vivía en Seúl, pero al parecer cuando enfermó regresó aquí porque quería estar en un lugar tranquilo. Dejó dos perros chihuahua.

—Qué triste por ellos. ¿Alguien se los quedará?

—Uno de los hijos, creo.

—¿Cuándo llega?

Jungkook se alejó para revisar su teléfono y dejar que Hoseok continuase con su inspección.

—Dijeron que iban a traerla hoy, pero hubo un contratiempo con los consentimientos de transporte, así que se retrasó hasta mañana —dijo después de releer el último e-mail en su bandeja de entrada.

Guardó el aparato en el bolsillo de su pantalón y Hoseok chasqueo la lengua, molesto.

—Odio que pasen demasiado tiempo en ese estúpido congelador.

—Yo también —concordó, enviando pensamientos negativos al objeto que permanecía en instalaciones del hospital—, pero no hay nada que podamos hacer —estuvieron en silencio el resto de la inspección, mientras uno se aseguraba de que el féretro estuviera en perfectas condiciones y hacía sus propias anotaciones sobre las modificaciones que le haría esa misma tarde, el otro trataba de no pensar en el cansancio que tenía debido a las últimas noches y el motivo detrás.

—En media hora sale Yoongi —habló cuando revisó la hora en su teléfono—. Creo que me iré ya.

—Espera —lo detuvo saliendo de detrás del féretro. Jungkook escaneo su semblante nervioso—. Hay algo más que quería decirte —Jungkook aceptó con un asentimiento y no alcanzó a entender por qué de pronto podía sentir los nervios cubriendo a su mejor amigo, como si fueran tan altos que llegaran a acariciarle los vellos de los brazos—. Decidimos que vamos a tenerlo.

Abrió los ojos en grande por la revelación, tan sorprendido como podía estar.

—Woah. ¿Están seguros?

—Completamente —respondió seguro de sí, con una trémula sonrisa tomando resistencia para alzarse. Jungkook inmediatamente fue a abrazarlo, ejerciendo un fuerte agarre que le correspondió. Hoseok volvió a hablar cuando se separaron—. Misuki también siente lo mismo que yo. No es como lo planeamos, pero queremos hacerlo. De verdad queremos tenerlo.

—Si ustedes quieren y se sienten seguros, entonces está bien —le dijo con simpleza, porque en realidad no tenía idea de qué otra cosa decir para demostrarle su apoyo. Quería suponer que Hoseok lo sabría sin palabras, que siempre iba a estar ahí sin importar la situación.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora