—Residencia Jung ¿Para qué soy bueno?
Jungkook solía divertirse con esas cosas.
—Para muchas cosas, pero necesito, um... Consejería.
Ésta vez no era la situación.
—Excelente. Permíteme ir por mis gafas de terapia.
Aunque lo escuchó en la línea hacer otros de sus tantos ruiditos juguetones, imaginando cómo sacaba dichos anteojos de su estuche y los deslizaba con un dedo hacia la cima de la nariz, no se rio.
Porque había algo diferente ahora.
—Listo. Vamos al grano.
—Con Taehyung puede que quizá hayamos insinuado practicar una actividad sexual oral.
—¡¿Qué?!
Sí, eso era.
Rodó los ojos en una mueca compungida, sintiendo sus orejas arder de vergüenza como si realmente tuviera al mayor frente a su nariz aireado con la información.
—No exactamente así. Estábamos hablando de muchas cosas y sólo bromeó conmigo.
Hoseok jadeo exasperado antes de proseguir.
—¿Cien por ciento seguro de que fue una broma?
—¿Si? —dijo Jungkook inseguro, no dándole tiempo de sermonearlo todavía—. No importa, pero- es que...—Pero no puedes dejar de pensar en eso.
Jungkook abulto los labios no pudiendo refutar su propia deducción y se encorvo al frente sobre el taburete. Sus ojos cayeron sobre su regazo, ignorando la pintura a punto de ser terminada. Su mejor amigo volvió a exhalar en un jadeo.
—¿Cuándo vas a dejar de ser un adolescente cachondo? ¡Si lo niegas, te pegare con una revista!
—Comienzo a sentir lástima de tus hijos.
—No estamos hablando de mí, fetichista cachondo. ¿De qué querías consejo? ¿Cómo no masturbarte pensando en tú haciéndole una mamada? —bromeó. Jungkook se mordió la lengua acentuando las arrugas de su entrecejo, aumentando la temperatura de su rostro. Su silencio siendo suficiente respuesta—. ¡Ah! ¡Es eso!
—Yah —chillo largo—. Esto es serio. No era en realidad por eso —mintió poquito—. Pero tiene algo que ver, así que supongo que puedo iniciar por ahí.
Aunque ciertamente Jungkook no quería iniciar por ningún lado.
No sabía si sería capaz de decirlo en voz alta a alguien más que no fuera su perro. Cielos, era la primera vez que no estaba seguro de lo que iría a pasar si se lo decía de frente al perpetuador de sus sueños húmedos. Jamás había tenido problema con sus palabras, pues mientras el otro lado de su vida se mantuviera en el misterio podía hablar de cualquier cosa con cualquier persona que conociera. Podía decir lo que pensaba, lo que soñaba y lo que quería, siempre y cuando esto se mantuviera lejos de lo que ocurría en su sótano, del secreto tras sus pinceladas y sus noches de desvelo cada mes.
Ahora era irremediablemente diferente a todas esas veces porque no se trataba de un humano cualquiera, sino de uno que predicaba el bien mismo de todos los rumbos, que no dañaría a nadie a su alrededor. El hecho de que Jungkook siguiera cuestionándose si Taehyung realmente lo había estado acechando bajo el antifaz en su cocina, o si lo había estado observando del modo que un amigo no haría, lo hacía sentir de cierto modo culpable.
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Red Forest / TaeKook
FantasyHabía reglas que no debían faltar. No vayas a casa de la abuela. No ignores los susurros que te necesitan. No salgas cuando hay luna llena. No olvides regar el jardín. No permitas que el lobo te atrape. Porque puedes correr. Puedes esconderte, pero...