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El aire acondicionado estaba encendido, lo podía escuchar, el lugar no se veía abarrotado de personas y desde su mesa sería imposible que alguien escuchara su conversación; nadie podría sentir la tensión entre ambos. Sin embargo, Jungkook se encontraba un poco incómodo. Bebió de su limonada, esperando a que hiciera efecto y pudiera huir al baño para alejarse un momento de toda la situación. Contrario a lo que esperó, en cuanto tragó, encontró la mirada contraria sobre su persona, recibiendo una dulce sonrisa ante el contacto visual.

Su teléfono vibró sobre su regazo e instintivamente encendió la pantalla sólo para ver la hora, sus ojos se abrieron en un parpadeo grande. Bien, definitivamente esos fueron los ocho minutos de silencio más sofocantes de la vida; sólo necesitaba acabar su bebida y podría salir de ahí, pero eso no era lo peor. No. Lo malo era que en esos quince minutos que llevaba sentado, el otro no hizo más que evadir el tema inicial y preguntarle cosas rutinarias como su estado, sus últimas actividades, su salud. Sólo se trataba de ambos en un tranquilo almuerzo, almuerzo de colegas, amigos; eso se repetía mentalmente, tratando de ignorar el hecho de que Yunho claramente se comportaba como si fuera otra de sus antiguas citas diarias. Con sus muecas coquetas, comprarle ese sándwich de atún que tanto que le gustaba, el tono cariñoso de su voz, y Jungkook también podía asegurar que olía perfume viniendo de él, ese específicamente que alguna vez le mencionó que le gustaba. Ahora no le parecía tan agradable al respirar. Con eso acabando con su paciencia, decidió poner fin y dar un último trago a su bebida.

—Y bueno —habló con voz rasposa, un mediano golpe sonó al estampar el vaso contra el mantel—, no quisiera hacerle perder más tiempo.

—Eso no-

—Hyung, por favor ¿Cree que ya olvidé que este es su horario de descanso? —el otro se mostró consternado por su inquisición. Jungkook carraspeo, procediendo a hablar con mayor gentileza—. Vayamos al punto.

Si, y si mal no recordaba, ese dichoso descanso tenía otros quince minutos de vida; tiempo suficiente para aclarar aunque fuera el punto clave de esa reunión. No por nada Jungkook lo escogió al organizarse.

—Quiero saber si aún hay oportunidad de rescatar nuestra relación —Jungkook sintió que una parte de él se drenaba de su ser ante la convicción—. Sé que dirás que no, pero quiero intentar. Aun me siento terrible por todo lo que pasó, fue el peor desliz que pude tener contigo... Si nos diéramos otra oportunidad podríamos retomar ese amor.

Una vez más, sus cejas cayeron con pena, una ambigua lástima lo invadió y quiso apartar la mirada para no tener que encarar esa súplica latente en el fondo de los orbes. Más, no lo hizo, luchando contra sí para no mostrar ni un rastro de que pudiera doblegarse.

—No creo que sea posible —le dijo con neutralidad. Su teléfono volvió a vibrar en su regazo y lo ignoró—. Admito que me sentí un poco mal cuando terminó conmigo y por todo lo que dijo, pero ya pasó. Ya me pidió perdón y ya lo perdoné. Dijimos e hicimos muchas cosas que- bueno, no me parece que una feliz pareja haga entre sí —sonrió triste, sopesando el trago amargo de sus propios errores—. ¿Por qué quisiera otra oportunidad conmigo?

Si ¿Por qué? ¿Qué tenía que hacía a Yunho seguir yendo tras él? ¿Cuánto amor podía jurar en su nombre, como un príncipe de cuento de hadas? Ese que le llena el cielo de estrellas y el alma de besos apasionados.

—Porque eres alguien extraordinario.

En su pecho no latió nada más que para seguir vivo, ni uno de los vellos en sus brazos se erizo y su boca permanece en la misma línea; totalmente vacío de ese sentimiento que alguna vez tuvo hacia su persona. El comentario no hizo más que aumentar su lástima por Yunho y ese prolongado enamoramiento injustificado. Si tan sólo se tratase de alguien más, seguramente Jungkook le diría fríamente que lo dejase en paz; si no fuera un ángel en la tierra, con cabellos dorados y sonrisa cálida. Si tan sólo Yunho fuera alguien a quien despreciar, Jungkook no estaría meditando sus próximas palabras más de tres veces, para evitar hacerle más daño del que alguna vez fue perpetrador.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora