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—¿Naedlitz dijo cuándo volvería?

—Tiene que terminar de arreglar unos asuntos con sus pacientes de ahora para que pueda volver aquí —respondió Jungkook mirando las calles abriéndose para ellos del otro lado del parabrisas—. También tiene que verlo con su colega.

Hoseok asintió poco conforme, relajando las manos en el volante, no apartando jamás los ojos de los semáforos más cercanos.

—¿Era todo? ¿Ha pasado algo más?

—En realidad sí. Pero puedo decírtelo después.

—No hay después. Es ahora o nunca —renegó, mirándolo por la periferia con una corta sonrisa estirándole la boca—. ¿Cuántas veces vas a acompañarme a comprar los suplementos de Misuki?

Jungkook terminó suspirando pues tenía razón. En realidad, aún faltaba otro poco para llegar a la farmacia más cercana, lo que les concedía tiempo y, el interior del auto, privacidad. Así que le habló de su último desafortunado encuentro con Yunho y Taehyung sin entrar en detalles.

La reacción del sepulturero a su lado en el asiento del conductor fue lo que esperó, deteniendo el auto del antes mencionado en el estacionamiento de la farmacia. Paralelo a ello Jungkook volvió a sentir que se le revolvía el estómago de sólo recordar lo de hacía tan sólo un día. Una vez Hoseok apagó el motor y quito las llaves del auto, lo miró, advirtiendo cómo se sentía por dentro reflejado en su mirada.

—¿Y qué dijo él?

—Que no —habló firme en un intento de recordarse que así fue cómo Taehyung le respondió aquella vez en la cocina, mientras las flores cortadas que le había llevado su ex novio morían lentamente desde adentro, como él en ese momento—. Volvió a decir que estaba empezando a sentirse atraído por mí, pero le llamaron de la central de urgencia así que tuvimos que posponer la conversación.

—Ya veo —Hoseok escudriño su semblante, buscando algún indicio que le dijera si realmente Taehyung no había perdido el control, y si estaba en perfecto estado físico esta vez. No encontró nada—. ¿Lo has visto después de eso?

El otro negó, jugando con sus dedos en un instinto nervioso.

—Fue un problema con el envío de un paquete grande, así que ni siquiera ha tenido tiempo de responder mis mensajes.

Y la espera lo estaba matando. Confiaba, claro que sí. Taehyung había prometido no mentirle más ¿Por qué mentiría diciendo que se siente atraído por él y que quisiera una oportunidad? Aunque no había dicho explícitamente eso. Ni siquiera era un aficionado a lo que las relaciones físicas sexuales conllevaban.

No tenía razón para ocultar algo más, pero estaba siendo paranoico como todas las veces que llegó a tener sentimientos por alguien y temía que fueran a destrozarlos. No quería creer ni pensar en que Taehyung haría algo así. Que iría a destrozarlos con garras o dientes. O palabras. O acciones...

Los transeúntes seguían pasando cerca de ellos en la banqueta, la calle, subiendo o bajando de sus propios vehículos, y Jungkook sólo quería encogerse en sí mismo para que nadie viera el tumulto de pensamientos y sentimientos juntos, luchando entre sí o contra él. Eran las diez de la mañana, había suficiente luz para que todos se dieran cuenta, incluso si seguían encerrados en el auto cuyo aire acondicionado se extingue entre su conversación.

—El último mensaje que envió decía que sería mejor hablarlo en persona.

—¿Y qué te preocupa? —preguntó. Jungkook lo miró inquisitivo, recibiendo un gesto silencioso hacia su pulgar que había empezado a masticar sin darse cuenta. Lo alejó rápidamente de su boca, desviando la mirada a su regazo—. Ya te dijo que no te buscó para cosa de una noche.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora