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—¡No!

La puerta fue azotada al abrirse, el golpe asustó a Jungkook pero ni así dejó de patear para que lo soltara.

—Yungju, por favor, no hagas cosas sin pensar.

El llanto de Jungkook resurgió cuando vio a su abuela saliendo detrás de ellos, suplicando a su padre para que se calmase.

Estiró las manos en su dirección, buscando que lo salvará del fuerte agarre que tenía su padre para cargarlo y que no se le escapara.

Él de verdad comenzaba a molestase por toda la situación y que Jungkook lo estuviera pateando en el estómago sin ceder no ayudaba.

—Abue Yuki-

—¡No! —le gritó, goleando su mano sin medirse cuando vio que Yuki estiró la mano para tomar la de su hijo, ambas niñas se encogieron por escucharlo gritar, siendo llevadas al asiento trasero del auto por su madre, quien se mantenía alejada de toda la discusión pues no creía que fuera bueno para su embarazo. Yungju la miró ceñudo, tragándose la pena de verla con ojos aguados—. Es la última vez que te permito cuidar a mis hijos.

—¡N-no! ¡No quiero! ¡No!

Pero no importó cuantas veces se negó a obedecer Jungkook, fue metido al auto junto a sus hermanas a la fuerza. La puerta fue cerrada de golpe, y de no haber sido por Wheein que lo alejó a tiempo, su manita habría sido machucada con la puerta.

En cuanto se cerró, se soltó, pegándose a la ventana, llorando porque su padre no cumpliera lo que estaba diciendo.

No quería que se lo llevaran, no a menos si iba a volver.

No sabía ¿qué hizo mal?

¿Qué estaba mal?

¿Por qué su papá, quién se jactaba de protegerlo, le estaba haciendo eso?

¿Por qué su mamá, quien le consentía con regalos caros, sólo se quedaba de pie junto al auto sin hacer nada?

¿Por qué sus hermanas, quienes siempre acudían en su ayuda, se quedaban paralizadas en sus asientos, tratando de abrazarlo y nada más?

¿Por qué su papá dijo que su abuela estaba loca?

Y ¿por qué querían separarlo de ella?

—Hijo, entiende. Sí tan sólo creyeras un poco-

—No. Tú entiende —la calló, señalándola e ignorando los llantos desgarradores venir desde su espalda, justo detrás de la ventana del auto—. Madre, esto ha ido demasiado lejos —y sí, porque él aún no podía dar crédito a lo que escuchó minutos antes en la sala de estar—. Soporté que tú misma dijeras esas cosas cuando vivía aquí. Soporté a Yin hablar de eso cuando éramos niños. Pero no voy a tolerar que quieras meter a uno de mis hijos en esas estupideces.

—No son estupideces —le reprendió con voz dura, porque podía ya ser un adulto, pero seguía siendo su hijo y no le iba a aguantar que le faltase al respeto a las pobres personas que ayudaba—. Si tuvieras un poco de fe y abrieras más tu mente te darías cuenta de toda la verdad. Y que ni Yin, ni Jungkook, ni yo tenemos la culpa.

—No. Te equivocas porque desde que empezó a pasar tiempo contigo comenzó a hablar de lo mismo —no era para decirlo, pero Yuki ya podía ver la vena en el cuello de su hijo hincharse—. Patrañas de fantasmas, muertos y flores. Y pude aguantarlo ¿sí? Porque él va a crecer y a ser un niño normal, sin pensar en esas cosas. Pero eso, madre —le señaló a la casa sin despegar la mirada—. ¡Eso! Ya es locura. Mira que esperé cientos de cosas pero un hombre lobo ¡Ja! —se mofo y la falsa gracia se deslavo de su cara así de rápido como apareció—. Cruzaste la línea.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora