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"Por el viento se transmiten frases.

Dicen que hasta el hombre más puro de corazón, ese que reza todas las noches, que cree ferviente en algún dios, que advierte de sus plegarias y fe misma, puede convertirse en hombre lobo al caer la luna llena de otoño.

Muy específico en realidad.

—¡Kim! —giró la cabeza hacia la asustada mujer, haciendo bailar sus despeinados cabellos largos—. ¡Baja de ahí en este instante!

Frotó sus oídos con la palma de su mano, escuchando el chillido de una ventana a casi un kilómetro de distancia, mezclado con el césped cepillando las suelas de los zapatos de su maestra al avanzar firme hasta él.

Dirigió su atención de vuelta a la muñeca entre las ramas del árbol.

—¡Señorita Kang! ¡Kyunghe y los demás lanzaron a DollyDu! —dijo ignorando la orden. Su profesora, con las manos en las caderas, alcanzó a ver el dichoso juguete de una de sus alumnas que había perdido horas antes y por el que lloró al momento de irse sin haberlo encontrado, atrapado en ese frondoso árbol, a poca distancia del infante que sigue estirando su brazo para llegar a sujetar la rama más cercana y sacudirla.

Sintió su corazón salirle de su lugar cuando el niño dio un golpe certero, logrando romper la delgada corteza y hacer caer su objetivo.

—¡Si!

—¡Kim Taehyung, baja de ahí antes de que yo misma vaya por ti! —en realidad no tenía manera de subir y menos con esos zapatos de tacón, pero necesitaba un incentivo extra.

El mencionado dejó de festejar, clavando sus deditos en la corteza algo suelta y volviendo por donde llegó hasta esa altura.

No acostumbrado a sus sentidos, se sacudió en un espasmo por el susto de ser sujetado por la cintura, por unas delgadas manos, al casi llegar a pisar el suelo. El tacto poniéndolo alerta al percibir temblor de la adulta.

Ella sólo quería bajarlo y evitar que se hiciera más daño. Le dio la vuelta a Taehyung y se arrodilló frente a él, ensuciando su pantalón de vestir, y comenzando a sacudir las delgadas ramitas en sus cabellos. Ahogó una exclamación al notar los raspones en sus rodillas, brazos y básicamente la piel expuesta que dejaba ver su cambio de ropa.

Taehyung permaneció inmutable, buscando con la mirada en el suelo hasta que la vio y su sonrisa, haciendo notar la falta de un diente, renació.

La señorita Kang exhaló pesado cuando el menor se alejó sin precedentes y fue directo al juguete, no permitiendo que ella siguiera con su tarea de examinarlo.

Sujetó la muñeca en sus manitas, pasando los dedos por su cabello para tratar de peinarla y consiguiendo ensuciarla más al no darse cuenta que tenía tierra en las yemas.

Mordió su labio inferior por su descuido; su expresión de molestia desapareciendo al tener a la mujer frente a él de nuevo y elevarle el juguete, sintiéndose ganador por haberla recuperado.

—Ella está bien.

¿Cómo no contagiarse de ese bonito rostro sonriente?

Sujetó la muñeca en sus manos, comprobando que sí, estaba bien. Miró a Taehyung que permanece quieto a la espera de cualquier cosa.

—Sí, lo está, pero tú también debes estar bien, Tae —esta vez sólo trató de peinar sus cabellos para dejar su frente despejada.

Taehyung ladeo la cabeza y sus ojos se vieron confusos.

Red Forest / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora