Capítulo 9

12 4 0
                                    

—¡Hija, apúrate que ya es hora!

—¡Ya voy!

Me di una última mirada en el espejo, y salí para bajar al primer piso. Me despedí de mi madre, quien apenas desayunaba cómodamente en la isla de la cocina. En dicha ocasión ella entraba a trabajar un poco más tarde de lo usual. Luego acaricié a Zeus y salí para encontrarme con mi papá esperándome en el auto. Subí de inmediato y salimos en dirección a mi colegio.

Papá encendió la radio y dejó una emisora que ponía música jazz instrumental.

—¿Quieres que me quede dormida?

—Aunque no la pusiera, sé que te dormirías.

Touché.

El camino fue tranquilo, la música de fondo ayudaba a relajarse un montón, que hasta mejoraba el ánimo de cualquiera. Papá de vez en cuando hablaba conmigo, me preguntaba sobre el colegio y demás. Como nos veíamos muy poco, no hablábamos muy seguido, pero cuando había la oportunidad, lo hacíamos. Y ya que estaba en vacaciones de seguro tendríamos más tiempo para convivir como padre e hija.

—¿Y qué tal? ¿Cómo va este año escolar?

—Mejor de lo que esperaba—sonreí—. Las clases están bien, y mis compañeras son geniales—comenté—. Además, estoy estudiando con Wendy. ¡Con Wendy!—exclamé— ¡Nos vamos a graduar juntas! Aún no me lo creo... ¿Sabes las probabilidades que existían para que esto sucediera? Eran nulas.

—Lo sé—rio—. Tuvo que ser una sorpresa que ustedes se encontraran en el mismo colegio y estudiaran en la misma clase. Para ambas.

—Lo fue.

—Bueno, agradece a tu madre quien se encargó de que eso sucediera.

—Sí, gracias mamá por tener una buena intuición para escoger colegios—canturreé.

—Yo no le diría intuición...

—¿A qué te refieres?

—Pues verás, mi querida Vicky—papá desde pequeña siempre me llamaba de cariño así—. Que ustedes dos estudien juntas no es una coincidencia. Cuando tu mamá supo que nos mudaríamos aquí, de inmediato llamó a Sara para contarle sobre la mudanza y preguntarle dónde estudiaba Wendy porque «en definitiva ambas debían estudiar juntas»—hizo una cómica imitación de mi madre—. Pero como quería que todo fuera sorpresa, le pidió a Sara que no le contara nada a Wendy...

—Así que la responsable es ella. ¡Lo sabía! Demasiado para ser una coincidencia.

—¿Lo sospechaste?

Detuvo el auto; estábamos en un semáforo y la luz naranja estaba a punto de pasar a rojo.

—Bueno...al principio no. Sin embargo, después de darle vueltas al asunto. Me parecía sospechoso que justo estudiáramos en el mismo colegio y en el mismo salón—expliqué—. Ahí había gato encerrado. Pero decidí no preguntar y aprovechar las "oportunidades que la vida me daba".

—Yo sabía que te ibas a dar cuenta. Lo aposté con tu mamá.

—¿Qué apostaron?

—Si ella ganaba, yo debía ir con ella a un spa. Pero si yo ganaba, íbamos a ir de caminata.

—Oh, oh. Con lo que a mi mami le gustan las caminatas.

Me reí de solo imaginar a mi mamá. Ella odiaba a muerte ir de caminata. Prefería incluso tirarse de un paracaídas antes que eso.  La pobre siempre se veía envuelta en alguna cosa. Una vez se cayó en un charco, quedó embarrada de pies a cabeza y quebró su teléfono.

Pure Love [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora