A mí yo optimista le habría fascinado decir que lo que le ocurrió a Wendy se trataba de algún mal sueño, o que su repentina visita se podía asociar a una alucinación que yo había tenido como producto del agotamiento. No obstante, la realidad pintaba otra cosa, pues ya era domingo en la mañana —muy temprano, por cierto—, y me encontraba sentada junto a Wendy en la isla de mi cocina, mientras desayunábamos en medio del silencio que reinaba en el lugar.
Ese domingo, el ambiente al interior de mi cocina era particularmente denso. No solo porque desde la ventana se podía ver un grupo de nubes espesas que amenazaban con la posibilidad de una mañana lluviosa, y por la ausencia de la luz solar que siempre solía colarse por el ventanal de la cocina. Los ánimos de esa mañana eran lo suficientemente malos como para que nos quedáramos calladas, aún si nos encantaba parlotear entre nosotras.
Con desgano, desbloqueé mi teléfono y entré a Instagram para distraerme con algo entretenido y evitar estampar mi cara en el tazón de cereal por culpa del sueño. La noche anterior no había dormido bien, y el estar despierta tan temprano no ayudaba mucho; si no ocupaba mi mente en algo, de seguro en cualquier momento me quedaba dormida y mi rostro terminaba sumergido entre leche y Fruit Loops.
Mientras veía un reel en el que una chica enseñaba a crear outfits elegantes y modernos siendo una joven plus size, un golpecito en el brazo derecho llamó mi atención.
—¿Me pasas la leche, por fa?
—¿Olvidé echarte?
—No, pero el cereal quedó muy seco.
Con toda la pereza del mundo, agarré la caja de leche que tenía a mi izquierda y se la tendí a Wendy. Ella vertió el líquido en su tazón hasta que se sintió satisfecha con la cantidad, me regresó la caja y continuó desayunando, o fingiendo que lo hacía. Aunque estaba algo adormilada, y mis neuronas a penas y lograban hacer sinapsis, desde que habíamos ocupado dos de los bancos de la isla, noté que Wendy a penas y cuchareaba el cereal.
Al igual que yo, estaba lo suficientemente cansada como para comer sin entusiasmo. Pero sabía que no solo se trataba de agotamiento físico, había algo más que le impedía comer. Falta de apetito, malestar estomacal, disgusto por los Fruit Loops o desaliento eran algunas de las opciones que se me ocurrían en aquel momento; sin embargo, y aunque sabía que algo no iba bien, no mencioné nada al respecto. Prefería dejarla tranquila por lo pronto pues sabía de primera mano que Wendy no se encontraba en las mejores condiciones.
Para nuestro pesar, la noche anterior (y gran parte de la madrugada), había sido lo suficientemente catastrófica como para dejarla agotada de todas las formas posibles. La ruptura había sido un evento chocante para ella, uno que no podía asimilar del todo (cosa que noté cuando por primera vez me relató a medias lo sucedido), pero también fue uno que logró comerle la cabeza hasta entrada la madrugada.
Después de oírla llorar, supe que no pudo dormirse en ningún momento por lo inquieta que estuvo después. La sentí moverse varias veces en la cama, hasta el punto de exasperar a Zeus, que este se bajara de la cama y terminara arañando la puerta para que lo dejara salir. En cuanto le abrí, mi perro salió disparado escaleras abajo. Definitivamente Wendy lo tenía harto.
En cuanto me acerqué con la intención de apagar la lámpara de mi mesita de noche para irme a dormir, mi mejor amiga habló.
—Zeus se fue por mi culpa, ¿verdad?
—No te voy a mentir porque es cierto. A mi criatura le cuesta dormir si hay mucho movimiento...
La vi hacer una especie de puchero.
—Zeus debe odiarme...Acaparé su espacio y me muevo peor que una lombriz con hipo...—aquello me hizo reír.
—Quizás no seas uno de sus humanos favoritos por el momento—mi respuesta no pareció gustarle—. Pero bueno, mírale el lado positivo: sin el perro hay más espacio para las dos—bromeé.
ESTÁS LEYENDO
Pure Love [En proceso]
Teen FictionVictoria solo iba para hacer las compras. No pensó conocer a Leonardo. Mucho menos esperó volverlo a ver después de aquel incidente de la caja registradora. Tampoco creyó que podría enamorarse de él en tan poco tiempo. Y mucho menos imaginó que desp...