Después de que mi madre pasara por mí, regresamos a casa, no sin antes detenernos en un autoservicio para que mi mamá comprara un par de cajas de pañuelos (mis alergias últimamente me estaban molestando), y un paquete de cervezas. Por lo que pude percibir ella y mi padre tenían algo entre manos y por supuesto, mi persona no estaba incluida en sus planes.
¿Cómo lo sabía? Sencillo. Aunque en ese momento solo vivíamos adultos en mi casa, nunca había ni una pizca de alcohol. Mi instinto me decía que muy probablemente se iban a reunir los dos padres en la sala a beber un rato y disfrutar de la vida, mientras deportaban a su hija. No tenía pruebas, pero tampoco dudas.
Al llegar a casa, me encontré con un Zeus limpio y portando una linda pañoleta. Se veía tan precioso que de inmediato tuve que tomarle una foto. En un comienzo, me olfateó más de la cuenta, olía a Koko, pero al momento, se le pasó y se echó en medio del pasillo para que lo consintiera. Por lo visto le había ido bien en el spa, porque estaba animado.
Después de su saludo, nos adentramos en nuestra casa, donde mi papá nos esperaba en la cocina para cenar. Saludé a mi querido padre y fui directo al baño para lavarme las manos; la cena era hamburguesas, sí señor. Me senté frente a la isla de la cocina junto a mis padres, quienes me esperaban para comenzar. Qué lindos.
La cena transcurrió bastante animada. Mientras degustaba tan exquisito manjar como lo eran las hamburguesas, hablaba con mis queridos padres de mi día y me reía de Zeus quien esperaba atento el momento en el que algo se me resbalara de las manos para que él se lo comiera. Pobrecito, entendía su vigilancia, pues con solo el olor se te hacía agua la boca. Sin embargo, Zeus estaba muy equivocado si creía que iba a soltar mi hamburguesa.
En lo que cenábamos, les conté un poco de lo que habíamos hecho, y claro, entregué el mensaje de la mamá de Wendy. Así mismo escuché lo que habían hecho ellos. El día de mi papá fue aburridísimo, porque su penúltimo día de vacaciones fue interrumpido por trabajo. El de mi mamá tampoco fue tan interesante, porque solo se dedicó a esperar a Zeus y leer. Mientras que Zeus se lo pasó de maravilla, porque lo consintieron de todas las maneras posibles.
Terminada la cena, nos quedamos un rato en la cocina, ya que mi papá había preparado la cena, mi mamá lavaba los platos y yo limpiaba la isla; no nos tardamos nada. Después de terminar con la isla y cambiar el agua de Zeus, porque si no era agua fresca, ni de chiste tomaba agua, intencionalmente me senté en la sala.
Durante la cena uno de los temas recurrentes fue una película que querían ver desde hace tiempo. Que la película esto, que la película aquello, que si la película la grabó tal actriz, que si fue muy taquillera en cine, que si no. En fin, hablaron mucho de la película. Muchos mensajes subliminales dirigidos a mí, y que claro que capté. Como dije antes, tenían algo entre manos y yo no estaba incluida. Pero no me iba a ir así de fácil; necesitaba molestarlos un poquito. Además, quería saber cuánto tiempo tardaban en deportarme a mi habitación.
Me acosté en el mueble y esperé. Podía irme, tenía las raciones suficientes para subir y encerrarme en mi habitación, principalmente para no ser un incordio, pero era más divertido esperar a ver de qué manera me iban a echar; si iban a ser directos, o iban a seguir con sus indirectas. Primero llegó mi papá y se sentó en el otro extremo del sofá y encendió el televisor. Después llegó mi más con un par cervezas. Ja, pasaron de mí.
—Así que...—hablé yo—, ¿vamos a ver una película o algo?
—Eh...sí, sí—dijo mi papá.
—Muy bien—me acomodé mejor—. Hacen falta palomitas, ¿saben?
—Por Dios, acabamos de cenar—mi mamá hizo que me moviera un poco para darle espacio.
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Pure Love [En proceso]
Teen FictionVictoria solo iba para hacer las compras. No pensó conocer a Leonardo. Mucho menos esperó volverlo a ver después de aquel incidente de la caja registradora. Tampoco creyó que podría enamorarse de él en tan poco tiempo. Y mucho menos imaginó que desp...