Si tienen amigos que se llamen Wendy y Samuel, nunca en sus vidas sean tan ilusos de creer que sus recesos o vacaciones son para descansar, porque eso jamás va a suceder, y más si estamos hablando de Samuel Martínez y Wendy Reyes. De verdad, nunca caigan en ello; eso no va pasa. La única manera de conseguir plenitud es estando a kilómetros de lejanía, y preferiblemente en otro continente.
Sinceramente, no sé por qué después de conocerlos tanto tiempo, hasta ese momento llegué a considerar la posibilidad de que podría tomarme mi merecido descanso sin ellos presentes. Y no me malentiendan, no se trataba de agotamiento por convivir con el par como si su energía me desgastara. De hecho, amaba pasar tiempo con mis dos mejores amigos del alma, aún si se ensañaban en pelear entre sí. El tiempo con ellos era invaluable.
Mi verdadero problema radicaba en que a este par no le gustaba permanecer quieto ni por medio segundo, y aunque yo quisiera estar vegetando por ahí, no iban a permitírmelo, porque siempre terminaban involucrándome en sus planes. Esta vez no la excepción, pues en lugar de dejarme reposar y pasar mi mejor momento durmiendo, ellos me envolvieron en su movida de Semana Santa, organizando un cronograma meticulosamente planeado, en el que ellos, Dalia y yo teníamos que estar las veinticuatro horas juntos.
Bueno, veinticuatro horas es un pelín exagerado, pero mi punto es que prácticamente teníamos que permanecer juntos la mayor parte del tiempo bajo la premisa de que era necesario «crear recuerdos y vivir nuestra juventud al extremo». Ya saben, esos pretextos que los jóvenes usamos para justificar nuestro afán por hacer cualquier locura o ante cualquier decisión tomada.
Para cumplir con su objetivo, el par planeó cuidadosamente cuanta actividad se les ocurrió y que pudieran realizarse en un lapso de tres días: lunes, martes y miércoles. ¿Por qué así? Porque solo esos tres días estaría el grupo completo, ya que el jueves en la madrugada Dalia partía para ir a lo de sus abuelos, y porque Wendy se iba viaje familiar ese mismo jueves a medio día. Él único que se quedaba era Samuel, quien se iría hasta el domingo, así que durante ese periodo debíamos hacer de todo; hasta encontrar la fuente de la juventud eterna si era posible.
Y por ello, los días posteriores al fin de semana estuve de un lado para otro complaciendo las demandas del dúo dinámico que discute cada tres segundos, pero se quieren dos. Cosas de Samuel y Wendy que nunca lograré entender, pero que no vienen al caso porque aquí nuestro tema de interés es saber de qué manera estos dos personajes ejecutaron su plan macabro. Bueno, de hecho su selección de actividades estuvo interesante, no voy a mentirles, pero es más divertido que sus planes exhaustivos los denomine macabros, despues de todo nada tranquilos fueron.
La primera actividad de la semana fue nada más y nada menos que una caminata a las afueras de la ciudad. Pues qué mejor manera de comenzar la semana si no es yendo a las montañas a que los bichos te coman vivo mientras te ahogas con tu propia respiración e intentas alcanzar la cima. Me dirán dramática y todo lo que quieran, pero esa caminata en las montañas estuvo violenta.
Sin mentirles, en tres momentos sentí que me iba morir; estuve a nadita de tener un paro cardiorrespiratorio gracias a mi inexistente resistencia física. En el último tramo, Samuelito tuvo que demostrar cuán buen amigo era y remolcarme a la cima mientras me echaba porras. Pero, ey, al menos no me caí, como Wendy; por estar bobeando casi se fractura la columna, si no es porque Cristian la agarró del brazo.
Porque sí, en esta primera actividad el novio de Wendy y un par de amigos que esos dos tenían en común nos acompañaron en nuestra travesía por las montañas. Ya saben, por ese dicho de: entre más, mejor. También porque Cristian ya había hecho el recorrido un par de veces, y fue quien convenció a su linda novia de que era uno de los planes más increíbles del universo. Ah, y cómo no mencionar esto: porque era el único que verdaderamente conocía la zona. Sin él, a lo mejor y terminábamos en Narnia.
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Pure Love [En proceso]
Teen FictionVictoria solo iba para hacer las compras. No pensó conocer a Leonardo. Mucho menos esperó volverlo a ver después de aquel incidente de la caja registradora. Tampoco creyó que podría enamorarse de él en tan poco tiempo. Y mucho menos imaginó que desp...