Capitulo 23

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Ya había comenzado a oscurecer y yo aún no había vuelto a mi hogar. Me encontraba en la pizzería aún con la compañía de Jonah, la cual era muy agradable.

—No puedo creer que no te guste el chocolate.— rodó los ojos y yo solté una carcajada. —¿En verdad eres una humana?.

—Supongo que si pero no le encuentro el gusto.— esto no estaba planeado. Después de que salieran las fotos y los gritos de Rick, solo quería desaparecer y asesinar a Mike. Pero Jonah llegó, al principio no quería que se quedara pero al ver que insistió ya no había vuelta atrás y lo agradecía porque había pasado un día genial. —Creo que es hora de irnos.

—¿Quieres que te lleve a tu hogar?.— en verdad no quería volver porque estaba segura de que los paparazzis aún seguían allí en mi jardín. —Si no quieres hacerlo podemos ir a mi casa.— rasco su nunca nervioso y yo sentí como un zoológico se desataba en mi estómago.

—Si no es molestia porque mi hogar estoy segura que aún debe ser un caos.— observé mi bolso y recordé que deje la camioneta en el aparcamiento de la playa. —Lo olvide por completo, mi camioneta esta en la playa.

—Vamos a buscarla y después nos iremos a mi casa.— asenti y antes de que se diera cuenta pague la cuenta de lo que habíamos ingerido. —Oye eso no es justo.

—Ya deja de llorar y vámonos.— salimos del lugar que ya estaba por cerrar y nos dirigimos a su vehículo. El camino hasta la playa fue silencioso, en algunos momento sentía la mirada de Jonah sobre mi como si estuviera chequeando de que este bien. Su pregunta me dejó muy pensante ¿Saldría con Jonah? Puede ser que si, digo hace un mes y me medio nos conocemos y aunque empezamos con el pie izquierdo, en verdad me gustaba y me atraía mucho pero no sabía si él sentía lo mismo por mi asique era mejor no decir nada aún. Llegamos a la playa y salí de su auto para subir a mi camioneta.

—Ire adelante, tu sígueme.— asenti y enciendi el motor para seguir el camino que Jonah hizo hasta su casa. Nos adentramos en un barrio privado con muchas casas demasiado bonitas. Jonah estacionó en una completamente blanca, estacione detrás de él y baje de mi camioneta. Me sentía demasiado nerviosa y al parecer Jonah estaba igual, parecíamos dos adolescentes hormonales que estaban a punto de tener sexo, inconsciente una carcajada se escapó de mi. —¿Que sucede?.

—Estaba pensando, no es nada.— rodó los ojos y abrió la puerta de su casa. Todo estaba muy bien ordenado, había una mesa de billar en el medio y gato con diferentes colores descansaba en ella. —Oh dios mío.— me acerque lentamente para no asustarlo y abrió sus ojos perezosamente. —Hola cariño, eres hermoso.

—Wes no seas maleducado.— Jonah lo tomo y me lo tendió. —No temas, no es malo.— lo tome entre mis manos y Wes comenzó a ronronear y se acurrucó en mi. —Bueno eso no lo hace conmigo.— observé toda la habitación y note la guitarra que Corbyn había usado cuando me ayudaron con la canción que compuse después de bueno, tener sexo con Jonah.

—¿Corbyn vive contigo?.

—Si pero pasa más tiempo en la casa de Daniel que aquí.— se encogió de hombros. —¿Quieres algo de beber?.

—No tranquilo, estoy bien.— Wes se removió en mis brazos y lo deje ir. Me acerque a la mesa de billar y muchos recuerdos vinieron a mi. —¿Sabes jugar?.

—Eso mismo te estaba por preguntar.— sonrió. —¿Quieres jugar?.— asenti y Jonah fue a buscar los tacos, me tendió uno y comenzó a acomodar las bolas. —Primero las damas.— rodé los ojos y rompí para embocar la rayada 11. —¿Dónde aprendiste a jugar?.

—En mi adolescencia trabaje en el bar del padre mi mejor amiga, a veces cantabamos juntos con mi grupo de amigos y cuando el bar cerraba temprano nos quedabamos jugando al billar.— emboque tres más. —Eran mi escape de la realidad. Aún hablo con ellos a veces y cuando viajemos a Minnesota debo ir a verlos y recordar los viejos tiempos.

—¿En ese momento decidiste que la música era lo tuyo?.

—Quizas pero siempre creí que nací con ese pensamiento, quizás mi padre tiene algo que ver pero jamás lo sabré.

—¿Falleció?.

—En la realidad de mi madre, si. Jamás nos quiso hablar de él, al parecer mi abuela, él nos abandono cuando mi madre estaba en cinta pero conoció a Richard y él se hizo cargo como si fuera nuestro padre.— sonreí al ver que solo debía embocar la negra. —Luego nació Jason, mi hermano pequeño.

—Richard es un gran hombre, mis padres lo conocen hace mucho tiempo y creo que conozco el bar que dices.— suspiró al ver que había ganado y yo festeje en su cara. —¿Cómo es que nunca nos encontramos?.

—¿El bar de Bill?.— él asintio. —Mierda ¿Acaso jamás me viste?.— Jonah negó y se acercó a mi, tomo mi rostro y sus ojos azules me observaron enviando corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.

—No puedo entender como es que jamás te encontré.— nuestros rostros estaban a centímetros de distancia e inconscientemente relami mis labios. Y sin esperar más tomé su cuello y rompiendo la distancia que nos separaba. Tomo mis piernas y me sentó sobre la mesa de billar acariciando mis muslos por encima de mis chandals. —Quiero que intentemos esto, Olivia. Se que jamás tuviste una relación y que yo no soy el indicado pero quiero estar contigo, si no funciona quedaremos como amigos pero no quiero quedarme con el pensamiento de que hubiera pasado.

—Me gustas Jonah, jamás sentí esto y tengo miedo.— acarició mi mejilla suavemente. —Pero yo quiero lo mismo pero por favor, no quiero salir lastimada.

—No saldrás lastimada, Olivia. Te lo prometo.— sellamos nuestras dudas y promesas en un beso que terminó en algo más.

THE STARDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora