Djura, el Viejo Cazador.

503 51 15
                                    

- Esa voz... ¿Djura?

- ¿María? ¿Que haces aquí? Se suponía que tenías que estar en la Torre del Reloj Astral.

- No volveré a ese infierno.

- Bien, entiendo, ahora justifica porque estás aquí.

- Me dieron la orden de matar a una bestia y eso pienso hacer.

Buscaste con la mirada de dónde provenía aquella voz masculina pero no lo hacías, miraste una torre cercana y viste una silueta, ¿Será ahí donde está el tal Djura?

- Lo siento pero no puedo dejarlos pasar, debo proteger a las bestias.

- ¿Porque querrías protegerlas? - preguntaste.

- ¿No lo sabes? Me sorprende que aún no lo sepa. Muy bien, viendo que ella no te lo dirá entonces yo lo haré, las bestias que has estado cazando son realidad personas enfermas por la sangre de la Iglesia de la Sanación, ellos son los verdaderos causantes de todo este problema, por eso dejé de cazar y me dediqué a protegerlas - habló Djura desde su torre.

Sus palabras helaron tu sangre, a pesar de que ya habías presenciado como Gascoigne se convirtió en una, las dudas invadían tu cabeza. Miraste a la mujer pero ella no se dignó en mirarte.

- ¿María, lo sabías? - preguntaste.

-......

- No me vengas con mentiras María, ¿Lo sabías sí o no? - volviste a preguntar.

- Yo..... tenía planeado decírtelo, solo buscaba el momento indicado - respondió María.

- ¿Pero porque no me lo dijiste antes?

- No lo sé.

Guardaste silencio, largaste un suspiro resignado pero aún te quedaste quieto. María miró a Djura. Un proyectil rozó tu rostro, alzaste la mirada y Djura ahora estaba montado en una silla con un cañón.

- Ese fue uno de advertencia, el próximo destruirá sus cerebros - dijo Djura.

- Novato, cúbrete.

Resignado, aceptaste lo que dijo y te cubriste detrás de una pequeña pared de ladrillo algo destruida pero lo suficientemente grande para poder cubrirte. María por un lado se escondió también detrás de una pared pero un poco más pequeña. Te asomaste un poco por un borde de la pared y de milagro no te volaron la cabeza en mil pedazos.

- Les he dicho que se vayan - volvió a avisar Djura.

- ¡Djura, podemos llegar a un acuerdo, solo necesitamos que dejes de dispararnos! - exclamó María.

Las balas cesaron y Djura te miró desde aquella torre.

- Soy todo oídos - dijo Djura mostrando interés en las palabras de la mujer.

- ¿Las bestias le temen al fuego, no? Bueno, se me ocurrió la idea de usar antorchas para hacerlas retroceder y así no matarlas.

- Pero vinieron a matar a una bestia.

- Pero esa bestia es el problema, no las otras.

- Si se refieren a la Bestia Sedienta de Sangre entonces no hay problema en que la maten, siempre y cuando no le hagan daño a las demás, recuerden, si le hicieron daño a alguna bestia que no haya sido la Sedienta de Sangre, yo mismo iré y los mataré, están advertidos.

María salió del escondite improvisado al igual que tú. Ambos miraron a Djura y este no usó su cañón.

- Novato, busca un trozo de madera, haré una antorcha.

Amor Entre Cazadores (Lady María x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora