[ spectateur ] ; 95

123 20 2
                                    

Doyoung caminaba saliendo de la universidad con una sonrisa sincera adornando sus pálidas y delgadas facciones. Había recitado el poema a la perfección y el cuadro que pintó con tanto esfuerzo, obtuvo sus frutos cuando fue el único de todos sus compañeros que sacó la máxima nota, incluso recibiendo alagos de parte de los tres profesores que dictaban esa materia en diferentes grupos.
No podía sentirse más feliz, era la primera vez que le pasaba (y posiblemente la última), pero aún así su corazón no dejaba de saltar de gozo, a pesar de que su cuerpo estuviera cansado.

—¡Doyoung! —su nombre fue gritado desde la parte de atrás, se giró sin terminar de bajar las escaleras y no pudo evitar asombrarse del hombre tan apuesto que corría a su encuentro.

—¿Sí? —debía admitir que se había ruborizado. El hombre poseía una sonrisa brillante cuando finalmente llegó a su lado.

—Mi nombre es Lee Taeyong, mucho gusto —le ofreció su mano directamente y  Doyoung un poco nervioso evitando mirarlo a los ojos, se la estrechó—. Estuve de... De espectador en sus trabajos finales, el maestro Paigtone me invitó.

El joven tragó saliva cruzando sus brazos encima de su pecho, porque por alguna razón esto siempre pasaba cuando alguien le parecía atractivo o le importaba mucho. Debía taparse su cuerpo para que no lo vieran demasiado y se dieran cuenta de todas sus imperfecciones.

Por ese motivo, en su cabeza también no paraba de rondar la pregunta de cómo había sido tan relajado con su vecino cuando lo vió mojado, por qué con él se sentía tan seguro, sin miedo a ser juzgado...

—Tu trabajo es por mucho, uno de los mejores poemas que he escuchado en mi vida, tienes un increíble talento —Doyoung se removió incómodo ante el cumplido. Él seguía creyendo que ese trabajo era una basura.

—Muchas gracias —musitó suavemente mientras lo que era el sonido de truenos a la lejanía rompía a capa de silencio y tranquilidad en la que estaban. El cielo estaba gris, pronto vendría la lluvia de nuevo.

—¿En qué te inspiraste?

El poema trataba de Tempête y de alguien más, de todo el amor que les tuvo y de lo agradecido que estaba por todos los momentos compartidos. Los había retratado como una chica de ojos intensos y tal vez por ello era que todos estaban tan conmovidos, cuando terminó el poema con "me quisiste incluso hasta la muerte que no merecías."

—En uno de los sentimientos más fuertes que he vivido —simplemente susurró con una sonrisa melancólica desviando su mirada, hasta que se encontró, a lo lejos, con el rostro de uno de sus compañeros más insufribles de toda la facultad llamado Myungsoo.

El chico era tan competitivo, siempre sacando las mejores notas, destacándose en cualquier cosa que hiciera por su inteligencia y buen aspecto. A Doyoung le tenía sin cuidado su vida porque era él tan invisible en ese lugar, que lo único que quería era graduarse pronto y conseguir un trabajo que le ayudara por lo menos a comprar un apartamento y no seguir dependiendo más de su hermana que ya había hecho demasiado por él.

Sin embargo, si las miradas mataran, Doyoung estaría enterrado a quince mil metros bajo tierra.

Solo le había ganado en una nota, no era para tanto.

—Oh vaya, ya se me hizo tarde —el hombre lo trajo de nuevo a la conversación. Seguía con su amigable sonrisa que inspiraba una tranquilidad inmensa. Era muy apuesto—. Mira mi tarjeta. —Doyoung casi se atora con su propia saliva cuando la leyó—. ¿Estarías libre mañana por la tarde? Me interesa seguir escuchando esa historia. Qué tengas buen día, Doyoung.

Él era el editor. El que el profesor dijo que tuvieran en cuenta. La razón por la que Myungsoo lo miraba como si quisiera cortar su garganta.
El hombre se despidió con la mayor calma del mundo, como si no se hubiera dado cuenta de la reacción que había provocado en Doyoung. Se notaba que disfrutaba de hacer ello. Mientras que el joven sólo se quedaba atónito allí parado, sin creer lo que acababa de pasarle.

Y tenía miedo, porque las cosas buenas no le sucedían a alguien como él y cuando sucedían significaba que el huracán se avecinaba.

Pero el solo pensar que Jaehyun podía estar a su lado, lo relajaba. Lo único que más quería, era no perderlo. Por nada del mundo.

«por nada del puto mundo.»

95. SPECTATEUR

____
Nao nao este fic es muy sad. Btw, el poema es sibre Jungwoo y Tempete

je te laisserai des mots ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora