[ le visage ] ; 52

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—Hola.

Escuchó cómo reían al otro lado de la línea y se sintió tan culpable porque una parte de él extrañaba muchísimo aquel sonido.

—Qué seco eres, hermanito.  Pero sigues teniendo una voz hermosa igual que siempre.

—Mi voz no es hermosa, Jinsoul y lamento no haber llamado antes —murmuró suavemente mientras que le daba leves golpes a la mesa con su uña sintiéndose ansioso—. La universidad y el trabajo me tienen al límite.

—Lo entiendo, hermanito. Pero no te olvides de nosotros, no estás solo —su hermana conocía su problema con la depresión y baja autoestima que afrontaba, por eso es que ella siempre intentaba estar pendiente de él, aunque Doyoung era un imbécil que ni siquiera podía agradecerle por toda la ayuda que ella le brindaba—. Y... Deberías visitar a papá.

Doyoung comenzó a morderse el interior de su mejilla.

—Sabes que no puedo, no puedo solo —murmuró recordando que no era el único que luchaba por lidiar con situaciones que salían de sus manos.

—Yo te puedo acompañar, pero tienes que decirme qué día para pedirle la motocicleta a JungEun y dejar todo listo para...

Su hermana habló como por media hora más acerca de todo lo que tenía que hacer para poder acompañarlo y Doyoung pensó que eran demasiadas molestias que no valían la pena. Sin embargo, le prometió que le avisaría.
No pudo contarle la situación con Tempête, pero cuando la veterinaria le había llamado esa mañana a decirle que necesitaban el dinero para proceder con la cirugía, ya había decidido qué hacer así sintiera que era el ser más inservible del planeta entero.

Jaehyun ese martes llegó a la hora de siempre, pero se sorprendió cuando vió a Doyoung sentado en el marco de la ventana al final del pasillo.

—Hola, vecino —le saludó sonriente.

—¿Podemos hablar?

El hombre abrió la puerta de su apartamento y le invitó a pasar intentando no emocionarse de solo pensar que Doyoung lo estuvo esperando quién sabe por cuánto tiempo.

«todo mi cansancio había desaparecido, tan solo con verte a los ojos. »

52. LE VISAGE

je te laisserai des mots ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora