2005
—Aquí es, un quinto piso. Juliette es la madre de la hermana de la novia del primo de mi mejor amigo y dijo que esto era lo más económico que podíamos conseguir que quedara tan cerca a la universidad —Jinsoul, sacó con emoción las llaves del apartamento mientras un desolado Doyoung la observaba con una amarga tristeza aruñando su garganta.
—No quiero vivir solo, por favor, no me dejes vivir solo —imploró el pequeño de dieciséis años asustado de la abrumante soledad que no solo se sentía en el pasillo, sino en el edificio y en esa enorme y fría ciudad.
Jinsoul, cuyo cabello rubio resplandecía como oro por los rayos de sol que entraban de la bonita ventana al fondo, se quedó estática, escondiendo su rostro que ahora estaba serio, sintiéndose totalmente culpable por dejar a su hermanito en aquella ciudad de lobos feroces cuando ellos en toda su vida nunca habían salido del campo. Y sabiendo que su salud emocional no era la mejor. Lo de Jugwoo todavía era muy reciente.
—Lo siento, Dongs. En verdad lo siento, pero tienes que salir adelante, tienes la oportunidad —murmuró ronca antes de dejar clavadas las llaves en la cerradura y mirar a su hermano menor que ya la pasaba por varios centímetros—. Y yo misma me encargaré que nunca te falte nada. Tienes que ser fuerte por papá que ya está muy anciano, ¿sí?, Tienes que ser fuerte por mí, por el imbécil de Yoongi y sobre todo —la chica tomó las muñecas de Doyoung envueltas en gazas demostrando que allí debajo habían profundos cortes de alguien a quien posiblemente le faltaba todo—. Por ti, Doyoung. La vida ya ha demostrado ser una mierda con nosotros, pero nosotros tenemos que demostrarle que también podemos cagarnos encima de esa mierda sin que nos pase nada —Doyoung soltó una pequeña risita sincera mientras Jinsoul acariciaba el resto de sus blancos, muy blancos, brazos—. Somos invencibles. Te lo juro.
Su hermana le dió un beso en la frente justo en el instante en el que el elevador se abrió. Como aquel apartamento era el que se ubicaba más cerca al elevador y a las escaleras de todo el piso, ambos pudieron ver con claridad a Haseul, la mejor amiga de Jinsoul, cargando con una caja que no dejaba de moverse.
—Pero incluso los invencibles necesitan ayuda algunas veces. No vas a estar solo. —Y Jinsoul asintió a Haseul quien con una sonrisa abrió la caja mostrando una pequeña gatita que se lanzó hacia él inmediatamente como si fuera su salvador.
—Oh, wow, pequeña —exclamó sorprendido tomándola en sus manos. A su lado Jinsoul y Haseul abrieron la puerta y comenzaron a entrar todas las cosas, que, de hecho, no eran muchas.
—Es toda tuya.
Doyoung se sorprendió cuando el sonido de un trueno estremeció la edificación, apretó la gata en su pecho el momento en el que comenzó a llover tan duro que parecía que en cualquier instante el cielo se rompería en millones de pedazos, como un cristal.
Y en ese momento, con su corazón latiendo fuertemente, escuchó las pisadas por las escaleras. Eran fuertes y furiosas. Su rostro palideció cuando lo vió, pensando que estaba en medio de un muy hermoso sueño.
Era un Dios griego, con facciones fuertes, pero deliciosas a la vista. Un cabello castaño frondoso, un cuerpo grande, pero no demasiado y un rostro de hielo. El hombre tenía unas flores casi marchitas en su mano y arrastraba sus cordones sueltos aunque se había salvado de la lluvia porque su traje negro estaba impecable. Nunca se giró a mirarlo, demostrando una vez más lo invencible que su presencia era para los demás, sobre todo para aquellos que eran exquisitamente hermosos.
Lo que Doyoung nunca supo, era que su futuro vecino se resguardó en las escaleras mientras escuchaba toda la conversación con su hermana, observando posteriormente desde el reflejo de la ventana con dolor aquellas pálidas muñecas muestras de un fallido intento de suicidio de parte de Doyoung. No entendía por qué él había intentado aquello siendo tan joven, pero tampoco quería saberlo. No deseaba herirse más con ello aunque la vida parecía recordárselo una y otra vez.
—Te llamaré Tempête, no solo por la tormenta atacando a los cielos en este instante —murmuró el joven a su gata mientras un rayo caía demasiado cerca, justo en el momento en el que su apuesto vecino había cerrado la puerta—. Sino también, por la tormenta que él acaba de provocar.
«pero así pasó y no sé a quién maldecir, si a la vida, o a mí por no poderla enfrentar.»
0.3 MERDE
ESTÁS LEYENDO
je te laisserai des mots ; jaedo
Romance«Te dejaré palabras debajo de tu puerta Debajo de la luna que canta Cerca del lugar por el cual pasan tus pies Escondidas en los agujeros del tiempo de invierno Y cuando estés solo por un instante... Bésame Cuando quieras Bésame, Jaehyun.» ___ Doyou...