[ lettre ] ; 100

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¡Jodete, Kim Doyoung!

¡Muerete!

¡Deseo que estés muerto para cuando vuelva a saber de ti que va a ser muy pronto, bueno para nada!

Aquellas y muchas otras palabras casi tan hirientes como esas fue las que le dedicó Yoongi cuando lo encerraron detrás de las rejas. Jinsoul estaba frente a él como un escudo protector, pero ella no podía evitar que Doyoung escuchara.

Y que recordara.

Todos los abusos, palabras, maltratos físicos.

Doyoung se removió inquieto en su cama sin poder dormir. Simplemente no podía creer todo lo que había sucedido ese día.

Sabía que Yoongi los estaba buscando a él y a Jinsoul porque se había metido en un problema muy grave con unos prestemistas y él esperaba que sus hermanos le prestaran un poco de dinero. Sin embargo, como Doyoung no habló con él (porque había llamado a la escuela en donde trabajaba y él no estaba allí), no estaba enterado de qué tan grave era el asunto, pero Jinsoul sí habló con él.

Y la inteligencia no es un don que solo Doyoung tenía, Jinsoul fue una gran muestra de ello.

Ella le tendió una trampa a Yoongi diciendo que podía ir a verla a su oficina, pero que pasara por Doyoung pues necesitaba hablar con ambos.

Pero cuando llegaron a la oficina de Jinsoul que quedaba terriblemente lejos (y Doyoung tuvo que aguantar con mucho temor toda la tortura que fue estar tanto tiempo al lado de su ex abusador) ya había un par de abogados esperándolos.

Lo que desanimaba más a Doyoung es que su hermano no estaba preso por todo lo que le hizo a él, sino porque Jinsoul contrató un investigador privado que logró demostrar que Yoongi portaba y vendía sustancias psicoactivas ilegales.

Si Yoongi antes los odiaba, ahora aquel odio había incrementado en un porcentaje abismal. Incluso juró que los iba a buscar a cada uno y los iba a hacer sufrir hasta que desearan estar muertos.

Doyoung tragó saliva sintiéndose mal y preocupado. Y supo que esa noche no iba a poder descansar del todo así que se dio por vencido.

Se levantó preparado para ir a la cocina por un vaso de agua, pero cuando estuvo a punto de abrir la puerta de su cuarto, un pedazo de papel llegó a sus pies.

Lo habían pasado debajo de la puerta.

Doyoung se agachó mordiéndose levemente el labio y leyó.

Era la carta de un admirador secreto hacia "el vecino de habitación que tenía cara de conejo y era muy inteligente."

Eran palabras de Jung Jaehyun para Kim Doyoung diciéndole que todo iba a estar bien ahora que estaban juntos. Que no dejaría que nadie jamás volviera a tocarlo.

«Hay chocolate esperándote del otro lado de la puerta.

Siempre habrá chocolate.»

100. LETTRE

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Espero vernos pronto ❤️

je te laisserai des mots ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora